Los Akunanse son la personificación de la leyenda Ashanti. Aunque presumiblemente sus raíces se remontan al país de Ghana, los Akunanse ya no consideran esa región como su hogar, sino que consideran que todos los lugares son sólo pequeñas piezas en la gran telaraña del mundo. Ocasionalmente viajan con otros Tejedores por conveniencia y comparten las historias y recuerdos que tienen en común, no sólo por deseo o necesidad. Sus viajes han hecho sabios a muchos Akunanse más allá de la experiencia propia de la edad, estudiando los orígenes del hombre, los Vástagos y la hechicería, aunque sus estudios no siempre son breves, y sus búsquedas pueden llevarles años hasta alcanzar la comprensión de lo que buscan. Sin embargo, cuanto más armoniosamente existen con la naturaleza y la humanidad, más profundos son los cambios.
Los Akunanse son bien considerados dentro del Reino de Ébano por su conocimiento. Los Guruhi los tienen en gran estima como consejeros, ayudantes y diplomáticos. Los Shango a menudo consultan a los sabios Akunanse cuando imparten justicia entre los Laibon, y los Xi Dundu les tratan con respeto, sospechando que más que sabios vagabundos son espías e informadores de los Guruhi. En algunos casos, ciertas proles y linajes del legado Akunanse han entrado en conflicto con facciones individuales de los Setitas. Quizás se deba a la inclinación de los primeros por aprender nuevas cosas y el deseo de los últimos de ocultar secretos. En general los Akunanse respetan los dominios de los Guruhi y los Legados que les apoyan, y raramente creen necesario cambiar el actual sistema, que por lo menos la mayor parte del tiempo funciona bastante bien. A menudo se preocupan ante las ambiciones de los Xi Dundu y se mantienen vigilantes aguardando el momento en que se dispongan a derrocar el régimen de los Guruhi. Muchos Akunanse, por lo menos los que se sienten más interesados por la sabiduría de la tierra que por la política, permanecen apartados de las potenciales luchas por los dominios, mientras se les permita dedicarse a sus búsquedas personales.
Debido a su sabiduría y conocimiento, los Akunanse pierden sus rasgos humanos y se parecen cada vez más a las bestias del Reino de Ébano. Aunque la mayoría de los Tejedores consiguen controlarse, unos pocos han sido consumidos por su conocimiento y se pierden por completo ante la Bestia. La mayoría de los Laibon creen que los Tejedores pierden el tiempo persiguiendo cuentos de hadas y se burlan de su apariencia bestial, pero unos pocos se preguntan por qué si los Akunanse comprenden el principio y el final de todas las cosas, ¿por qué su conocimiento los separa de la humanidad? Y mientras las dudas les asaltan, permanecen inquietos por lo que el futuro tiene reservado a los vampiros.
0 comentarios:
Publicar un comentario