Brujah

Uno podría sospechar que un clan como el Brujah tiene pocas tradiciones, que sus miembros son demasiado distintos como para compartir ninguna base común. Hasta cierto punto, es así: los Brujah son, pro encima de todo, rebeldes y lo que a uno le golpea como una verdad universal. Desde luego es una de las familias de chiquillos de Caín más desorganizadas e informales, pero eso no les hace automáticamente extraños los unos a los otros. Los Brujah a menudo se juntan en progenies de individuos de parecido pensamiento. En muchas ciudades, la mayoría de los Brujah desciende del mismo sire. Un notable primogénito puede ser sire de todos los Brujah de la ciudad y defender que está en su derecho; un poderoso antiguo puede ser el gran sire de varios nidos de Brujah en el mismo dominio. O al contrario, puede que una ciudad tenga una Chusma cosmopolita de una variedad de sires y lugares. A pesar de la Maldición de Caín, los Brujah tienden a ser criaturas sociales, lo que explica sus acumulaciones.

Los Vástagos jóvenes a menudo se sienten seguros en número, mientras que los ancianos se aferran a su menguante humanidad rodeándose de progenie. Incluso los disolutos anarquistas tienen una causa común contra la que alzarse; aunque los métodos puedan diferir entre bandas, cultos, frentes y ligas. Una característica común compartida por los Brujah es su cercano vínculo con el mundo mortal. Mientras otros Vástagos interactúan con los mortales a través de instituciones (como los Ventrue o los Toreador), los Brujah tratan más a menudo con individuos mortales. Un único Brujah puede perfectamente tener contactos con las fuerzas de la policía, camaradas en el submundo de las drogas, agentes infiltrados en la presa y compatriotas que son miembros de pandillas urbanas. Algunos Vástagos bromean diciendo que aunque un Toreador puede ser capaz de meterte en la lista de invitados, sólo un Brujah puede colarte. De hecho, puede que en la Estirpe no haya nadie más cercano al mundo mortal que los Brujah.

Mientras los Ventrue se entretienen con bancos y firmas inversoras y los Toreador desdeñan a los elementos vulgares de la humanidad, los Brujah se colocan justo allí mismo (por supuesto, hacen esto casi universalmente con el propósito de rebelarse contra el sistema). No se necesita mirar más allá del armario del refugio de un Brujah para ver el impacto que tienen los morales en sus no-vidas. La Chusma sigue tendencias límite y se mantiene justo en la cresta de la ola. Después de todo, cuando ya todo el mundo viste un cierto estilo de topa o escucha un determinado tipo de música ya no estás abriendo camino sino siguiéndolo: pocos Brujah quieren ser algo así. Pese a ellos, algunos Brujah rompen este molde, asentándose en contraculturas que permanecen para siempre en la periferia del radar cultural. Algunos Brujah se sitúan entre los skinheads, góticos, moteros y piratas informáticos a los que la sociedad nunca acogerá abiertamente, a pesar del hecho de que su auténtico período de no-verdad pasó hace largo.

En muchas ocasiones, esto refleja la naturaleza estática de la no-muerte: tras recibir el Abrazo, los vampiros es quedaron "anclados en el tiempo" preservados para siempre con la imagen, cultura e ideales que tenían en ese momento. Esta parálisis perpetúa es el fraccionamiento inherente al clan, porque los antiguos abrazados milenios atrás, que aún apoyan conceptos considerados revolucionarios en aquel tiempo, están destinados a chocar con Vástagos más jóvenes cuyo concepto de, digamos, la democracia, difiere radicalmente del de la Atenas clásica. En cambio, en la práctica, todo esto no significa absolutamente nada. Ninguna valoración del clan como una entidad puede preparar a nadie para entender a los Brujah. Son un clan de individuos, atados sólo por las tradiciones que escogen aceptar.