Nada en el mundo debería aceptarse sin un escrutinio y examen exhaustivos.
Nada es perfecto y hay que señalar los defectos para que se conozca realmente lo bueno.
Tus baremos son muy elevados para todo e insistes en que se cumplan.
Fomentas en los demás los mismos ideales, porque la laxitud y los criterios poco exigentes reducen la calidad de vida para todos.
Los demás te lo agradecerán más tarde, una vez que descubran la pureza de tu perspectiva.
Buscas y muestras las imperfecciones de cualquier persona o cosa que encuentres.
Nunca te satisface nada que no sea perfecto, a menos que esté dentro de ti mismo; después de todo, no eres un perfeccionista.
–Recuperas Fuerza de Voluntad siempre que puedas descubrir una imperfección significativa que se les haya escapado a los demás.
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