Son descritos como pequeños insectos deformes que se alimentan de piel
de humanos y vampiros.
Son capaces de comerse toda la piel de un sujeto a
un ritmo de un nivel de salud por turno hasta que la víctima muere
malherida; en este punto los humanos mueren sin remedio y los vampiros
entran en letargo.
Estos últimos pueden regenerar la piel, pero la nueva
tiene un aspecto extraño y pierden un punto de apariencia.
Cuando han
acabado de comer, los comepieles vuelven volando a sus colmenas en el
foso de Ceoris, donde explotan dejando una pasta que es el material que
se usa en este ritual.
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