Sistema: mientras dure la escena, cualquier palabra que pronuncie el taumaturgo se transcribe directamente sobre la superficie que desee. Lo más frecuente es que sea papel (tanto hojas sueltas como encuadernadas), pero podría ser un muro, la cabeza de un alfiler, cualquier cosa. El Escriba redacta automáticamente las ideas del taumaturgo sobre una superficie dada, pero no promete nada sobre su legibilidad; transcribir las 400 páginas del Séptimo Sello sobre en una postal sólo conseguirá que resulte imposible leerlas sin ayuda de un microscopio. Además, el Escriba no mejora la elocuencia del invocador; en situaciones donde la calidad y claridad del discurso resulten cruciales, el rasgo de Expresión del personaje entra en juego. El Escriba puede lanzarse sobre otra persona que no sea el taumaturgo, siempre que ésta consienta. Además, puede dar por finalizados los efectos del poder en cualquier momento antes de que acabe la escena.
Ritual Nivel 01 - El Escriba
Este ritual crea un documento escrito a partir del discurso del lanzador. El taumaturgo sólo tiene que hablar para que sus palabras aparezcan impresas místicamente sobre el papel ante él. Algunos taumaturgos han observado variantes de este ritual que implican plumas flotando en el aire mientras escriben las palabras que se les dictan, pero la versión más extendida de este ritual no resulta tan ostentosa. Además algunos jóvenes taumaturgos han desarrollado una variante que graba sus palabras directamente en archivos de ordenador; algo que todos sus antiguos coinciden en tachar de vulgar. Este ritual precisa que el lanzador aplaste entre sus dedos pulgar e índice el pico de un ave o la lengua de un lagarto.
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