Un mago ateo podrá realizar prodigios partiendo del Wanga, pero nunca le funcionará tan bien como a un creyente. Un hechicero ateo tendrá un +1 a la dificultad de todas sus tiradas relacionadas con la magia Wanga y además en todas ellas obtendrá un “1 fantasma”
El Wanga se ha desarrollado en unas zonas geográficas concretas a partir de creencias africanas que han evolucionado en diversos puntos de las Américas y el Caribe de modo que no son ni totalmente americanas ni totalmente africanas. Los practicantes más habituales de Wanga son los vástagos que han crecido en esa cultura (en mayor medida samedis y serpientes de la luz, pero también vástagos locales de otros clanes) y aquellos que están interesados en el poder que puede otorgar (tremeres dedicados a su estudio).
Para poder usar sendas del Wanga, el mago tendrá que gastar un punto de sangre (a menos que se especifique lo contrario) y realizar una tirada de Fuerza de Voluntad (dificultad 3 + el nivel del poder). Si la tirada falla o fracasa, las consecuencias serán como en la Taumaturgia tremere. El hechicero tendrá que invocar en voz alta (aunque no es necesario que grite) al espíritu adecuado para que el poder funcione; diversas sendas requieren la presencia de objetos o componentes específicos.
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