Los tres Principios Menores son extrapolaciones del Principio Mayor de la Identidad. La Simpatía y el Contagio designan al sujeto y la Inherencia ayuda al mago a enfocar su voluntad. La mayoría de los rituales utilizan principios menores hasta cierto punto. La que la Simpatía y el Contagio desempeñan una función similar, por lo general sólo un principio menor, o dos como mucho, están presentes en un ritual. Que yo recuerde a lo largo de mi experiencia, he visto pocos ejemplos de ritos donde los tres principios menores estuviesen presentes al mismo tiempo.
Los Principios Menores le dan a los rituales una versatilidad y un alcance que las sendas no pueden alcanzar si no se sabe el Nombre Verdadero del sujeto. Mediante la correcta aplicación, permiten que el ritual tenga un efecto tan amplio o tan reducido como desee el magus. Al hacer de sustituto del Nombre Verdadero, la Simpatía y el Contagio le permiten a la mayoría de los rituales ignorar las restricciones de proximidad de las sendas. Sólo los ritos más sencillos o más complicados necesitan la presencia del sujeto si se utilizan la Simpatía, la Inherencia y el Contagio. Por desgracia, estas alternativas a veces debilitan la efectividad del envío y hacen más fácil para la víctima el resistir una maldición de la sangre. No obstante, muchos magi consideran esto un pequeño precio a pagar por las oportunidades que ofrecen los principios menores.
Sin embargo, no todos los rituales necesitan un principio menor para dirigir o enviar su efecto. Algunos son lo bastante simples como para funcionar con nada más que una imagen mental del sujeto. Otros vuelven a necesitar la sangre de quien los realiza para que la magia funcione. Los puristas herméticos ven esto como el resultado de atajos tomados por pereza o pura torpeza. muy pocos emplean vitae al tiempo que uno o más principios y suelen tener resultados mucho mayores que otros rituales de similar complejidad.
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