Las máquinas se vuelven locas al invocarse este ritual. Los efectos son
instantáneos, y la duración es la de la concentración del vampiro. Se
puede emplear para apagar motores de auto, afectar a sistemas
informáticos, estropear las máquinas de poner precios, detener los
soportes vitales, etc. En esencia, el ritual anula cualquier máquina más
compleja que una cuerda y una polea. El ashipu debe tener encima un
poco de metal oxidado para que el ritual funcione, aunque algunos
vampiros emplean una variante que requiere desatar un nudo cubierto con
saliva humana.
Sistema: este ritual sólo detiene máquinas, y no otorga
control alguno sobre ellas. Los efectos son invisibles, y no
necesariamente evidentes. Estas cosas pueden suceder por pura
coincidencia... Las máquinas adquieren un mínimo de voluntad propia,
llegando a atacar a la persona que desee el vampiro. No podrán hacer más
que las cosas que podrían hacer normalmente.
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