Sistema: un mago no sufrirá ninguna penalización debida a su entorno cuando intente realizar alguna tarea en un dominio protegido por los kudurru. Por ejemplo, si está peleando con alguien en un callejón repleto de deshechos resbaladizos, su adversario sufrirá las penalizaciones pertinentes por la falta de estabilidad del suelo y la estrechez del espacio, pero el hechicero no. El dominio del mago puede extenderse por un área equivalente a diversas manzanas de una ciudad. La protección del kudurru dura hasta que alguien encuentre y rompa una de las piedras. Estas protecciones no pueden solaparse; es decir, si el mago intenta reclamar un territorio que ya ha sido reclamado por otro mago, todos sus esfuerzos serán vanos.
Ritual Nivel 04 - Kudurru
Los babilonios utilizaban unas estelas de piedra, llamadas kudurru, para delimitar sus fronteras y registrar las concesiones de terreno. Un ashipu puede hechizar un conjunto de kudurru para marcar sus dominios. Las piedras mágicas marcan los límites de su propiedad, haciendo que todas sus actividades resulten más sencillas. El mago necesita conseguir cinco estelas idénticas en las que tallará símbolos que le representen, tanto a él como al terreno que reivindica; para ello, podrá usar imágenes de cualquier cultura que prefiera. Acto seguido, esconderá cuatro kudurru en los límites del territorio que desea reivindicar y la quinta, en una iglesia o templo que descanse en ese terreno. Este ritual tiene un coste de un punto de Fuerza de Voluntad permanente y requiere el uso de, por lo menos, tres reliquias sagradas menores (como una hostia consagrada, sangre de kobanim y polvo de la tumba de un imán).
Si te gustó o fue útil no olvides compartir
0 comentarios:
Publicar un comentario