Muchos nigromantes conservan espectros como personal de servicio, si los controlan con puño de hierro o con guante de terciopelo no cambia el hecho de que los espectros necesitan alimentarse, al igual que los vástagos. Sin embargo el vampiro se alimenta de sangre y el fantasma se alimenta de emociones. Ya sea utilizado como una práctica herramienta para capacitar a los sirvientes o como una recompensa para una servidumbre leal, este ritual permite participar a los fantasmas al servicio del nigromante, en la alimentación de sus amos al beber de la ola de emoción generada por el Beso. El nigromante reúne a sus espíritus esclavos alrededor de la víctima y luego escribe el nombre de sus fantasmas en la carne de la víctima, una vez que esto esta completo, él comienza a drenarla hasta dejarla seca. Para algunos nigromantes (como los Giovanni y los Nagaraja) el acto de alimentarse no es placentero para la víctima y les causa un dolor muy intenso, para otros, el Beso funciona de forma normal generando una onda intensa de euforia. Es la intensidad de la emoción lo importante y no se considera si es positivo o negativo, el fantasma se complace igualmente del terror o de la euforia.
Sistema: Después de que el ritual tenga éxito, el nigromante gana toda la sangre que normalmente obtendría al alimentarse y cada uno de sus sirvientes fantasmas pueden reponer la misma cantidad de puntos de Pasión (ignorando cualquier exceso). Esto es un acto de asesinato y por lo tanto requiere una tirada de humanidad, por lo cual este ritual es practicado más a menudo por los que sigan algún camino de iluminación (como el Camino de los Huesos) ya que estos no se oponen a cometer tales actos.
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