Existen muchos mitos e historias sobre la habilidad mística de los
vampiros para hechizar a las personas mirándolas directamente a los
ojos.
La persistencia de esas historias a lo largo de los siglos no es
sorprendente, ya que varias Disciplinas de los vampiros (y especialmente
Dominación) requieren el contacto ocular para surtir efecto. Los
vampiros, que conocen este requisito, han intentado de todo, desde
llevar gafas de sol de espejo para ocultar sus propios ojos y evitar que
un antiguo ejerza su voluntad a través de ellos.
Pero no es tan
sencillo bloquear la voluntad de los vampiros. La necesidad de contacto
visual procede de la necesidad del “agresor” de ver el alma de su
victima, y tradicionalmente se dice que los ojos son las ventanas del
alma. Aunque el vampiro necesita atraer la atención de su víctima, los
ojos de la misma no son realmente necesarios para que el poder funcione
(aunque en ocasiones las artes de los Tzimisce pueden convertirlo en
todo un desafío) sólo necesitan atrapar desprevenida el alma de su
víctima.
Un objetivo que intente evitar el contacto visual puede
realizar una tirada de Fuerza de Voluntad contra una dificultad igual a
la Manipulación + Intimidación del vampiro que utilice Dominación (u
otra combinación apropiada para otras Disciplinas y situaciones
específicas, a discreción del Narrador). La dificultad puede ser
reducida por factores atenuantes: -1 en el caso de que el objetivo
oscurezca sus ojos ligeramente (como en el caso de que cierre sus ojos o
utilice gafas de sol), hasta -3 para ojos completamente invidentes
(como alguien con una ceguera profunda o al que le han arrancado los
ojos). Sin embargo, en última instancia corresponde al Narrador decidir
si el contacto visual se ha establecido en un momento determinado.
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