Sistema: para activar Armonía Celestial, el vampiro debe tirar Fuerza de Voluntad (dificultad 7). Con cada éxito que consiga en esta tirada, el personaje puede "sintonizar" durante un turno. Los turnos correspondientes a los éxitos no tienen por qué ser consecutivos, y si así lo desea, el vampiro puede activar y desactivar este poder varias veces a lo largo de la escena. No obstante si activa el poder dos veces en la misma escena, o si lo utiliza en una noche más de dos veces que su propia Fuerza de Voluntad permanente, adquiere un nuevo trastorno mental (a criterio del narrador, en función de las circunstancias) que le mortificará durante el resto de la historia. Además, mientas esté utilizando la Armonía Celestial, el personaje sufre penalización de dos dados en todas las tiradas de Percepción y Astucia. Por desgracia, esta rama de la telepatía masiva no permite que quien la utilice deje fuera determinados estímulos o que "apunte" hacia individuos concretos. Es una esclusa en la mente del vampiro, que o bien está totalmente abierta o totalmente cerrada. Si tras utilizar Armonía Celestial y haber recibido suficiente información para poder empezar, un vampiro desea cerrar algo más el foco, puede simplemente desconectar el poder y en su lugar activar Telepatía, un poder más adecuado para ese tipo de intimidades personales.
Nivel 06 - Armonía Celestial
Este poder es un poco peligroso de utilizar, pero sus resultados merecen cualquier precio que un vampiro tenga que pagar por ellos. Permite que un cainita abra su mente al flujo de pensamientos y emociones que crean las almas de los que le rodean, y que su cabeza se inunde con un torrente de imágenes desconocidas, voces y otros estímulos sensoriales menos identificables. No obstante, este poder lleva integrado en sí mismo un mecanismo de filtrado que permite captar al menos impresiones generales de que pensamientos pertenecen a quién. Este flujo de información, combinado con el conjunto de habilidades habituales de cualquier miembro de la Mano, proporciona un método rápido y eficaz de analizar el propio entorno y de entresacar de él la información más útil sin tener que darse a conocer ni interrogar a nadie que este en las proximidades. Por ejemplo, un cainita con este poder llega a un garito de una ciudad que no conoce. Después de activarlo, entra en sintonía con los que le rodean, su mente en armonía con la de ellos. Pasados unos segundos, ya sabe que la camarera teme por él (en este bar los extraños no son bienvenidos), el cajero que tiene detrás de él está soltero y le gustaría dejar de estarlo, y el hombre robusto que lleva un traje barato es algún tipo de agente encubierto (todo esto además de haberse dado cuenta sin querer, de que el fornido camionero que está en la barra resulta que por alguna razón lleva ropa interior femenina).
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