Eliminación

Edit
En lo más profundo, a un nivel depredador y atávico, todo vampiro quiere en secreto ser el único que exista. Sin embargo, llevar a cabo este persistente aunque leve impulso suele causar todo tipo de problemas con el orden social de la Camarilla.

Como consecuencia de esto, la eliminación de otros vampiros (al menos de los que pertenecen a la secta) está estrictamente prohibida, salvo en las circunstancias más excepcionales e insólitas.

Dentro de la Secta

El asesinato de otros vampiros de la Camarilla es uno de los crímenes más graves que puede cometer un miembro de la Estirpe. Un asesino de sus iguales vampíricos puede esperar encontrarse con la Muerte Definitiva de una manera extraordinariamente dolorosa si es capturado, como castigo y como advertencia otros para que no repitan el mismo error. La razón establecida para castigos así de draconianos es que matar a un compañero de secta debilita las defensas de la Camarilla contra sus enemigos, lo que tiene mucho sentido. Si matas a un vampiro de la Camarilla ahorras el trabajo de hacerlo al Sabbat. Además, hay otras razones tácitas para la prohibición, la mayoría de las cuales proceden del miedo de los antiguos a ser aplastados por una marea de Vástagos más jóvenes. Legislando tan duramente contra el asesinato e inculcando en sus chiquillos el aborrecimiento de tal acto, los antiguos hacen lo posible por evitar convertirse en objetivos.

Los Vástagos que asesinan a otros vampiros de la Camarilla pueden esperar poca ayuda de nadie salvo de sus amigos y aliados más cercanos. Los enemigos de la víctima pueden ofrecer pueden ofrecer asistencia o protección simbólica, pero la mayoría se contentará con recoger los frutos del asesinato dejando que el auténtico asesino sufra las consecuencias. Mientras tanto, el príncipe y todos sus agentes caen sobre el infractor como ángeles vengadores, haciendo que el castigo sea rápido, mortal y público. Hacerlo de esta manera es una necesidad, sino los partidarios de la víctima pueden decidir tomarse la justicia por su mano y desencadenar un baño de sangre. Una disputa así puede destrozar una ciudad en cuestión de noches, convirtiendo a la metrópolis en una presa fácil para los enemigos de la Camarilla.

Fuera de la Secta

Las leyes de asesinato cambian cuando la presunta víctima no es miembro de la Camarilla. Los vampiros del Sabbat son un blanco legítimo casi siempre, y cuantos más muertos haya del Sabbat, más contentas estarán las autoridades de la Camarilla. El asunto de los clanes independientes es algo más complejo. Aunque a la Camarilla no le gustan necesariamente los Setitas, Ravnos, etc., tiene que evitar enojarles lo suficiente como para convertirlos en enemigos acérrimos. Eso significa andarse con pies de plomo con los independientes, especialmente en asuntos tan delicados como el asesinato y similares. Un vampiro de la Camarilla que decida librarse permanentemente de un molesto Giovanni haría bien en asegurarse de ocultar todas las pruebas, incluyendo al fantasma del finado, o se arriesga a ser entregado a aquellos que ha agraviado para su castigo si se le cogiera. Por otro lado, si no le cogen, aquellos que conocen su hazaña puede que le feliciten sutilmente, y quizá mejore su opinión acerca del asesino de éxito.

Hacer la Ronda

Hay algunos Vástagos cuyos cargos les ponen en posiciones en las que tal vez tengan que matar, y hacerlo repetidas veces. Los azotes y sheriffs en particular se encuentran en esta situación. A menudo se da a los azotes licencia para matar (como si hiciera falta), armados con una orden para eliminar la población sobrante de una ciudad. El abuso de este privilegio (“¿Ese era vuestro chiquillo, Majestad? Habría jurado que era un Caitiff.”) puede poner al azote en la lista de perseguidos, pero la mayoría de los azotes tienen cuidado de no pasarse de la raya. Los sheriffs se encuentran con un problema ligeramente diferente, ya que es más probable que se encuentren con situaciones de matar o morir al observar rupturas de la Mascarada o arrestar delincuentes. En esos casos, si el sheriff puede al menos ofrecer una explicación convincente de por qué pensó que era necesario aplicar el máximo castigo, habitualmente queda impune.

Muchos príncipes consideran que prestar atención a las quejas de los neonatos por la brutalidad de un sheriff no es más que dar a la chusma demasiado crédito, y están más dispuestos a creer en sus funcionarios que a escuchar a las masas vampíricas. Mientras que un sheriff (o azote) escoja bien sus objetivos y no destruya a alguien que tenga un patrón o protector poderoso, lo más probable es que no se encuentren con interferencias. Un príncipe inteligente tiene a alguien vigilando a su azote y a su sheriff en busca de abusos, pero se trata con mayor libertad a ambos cargos en lo que respecta a eliminar a otros Vástagos.

Sangre y Diablerie

La principal razón que anima a la mayoría de los vampiros a asesinar a otros es la sangre. La vitae de los Vástagos es más potente que la de los mortales; sabe mejor, es más satisfactoria y dadas ciertas circunstancias, puede aumentar temporalmente los poderes del vampiro que la bebe. Por eso la práctica del asesinato por sangre se desaprueba aún más que el asesinato en sí; los Vástagos que prueban la vitae dura corren el peligro de volverse adictos y convertirse en caníbales en serie. Lo peor de todo es la práctica de la diablerie. Un diabolista (identificable al instante por las marcas negras en su aura) no puede esperar nada menos que la Muerte Definitiva si es cogido. A veces se aplica una política de dejadez benigna a la diablerie sobre forasteros (aunque sólo sirva para motivar a los jóvenes para que cacen a vampiros del Sabbat), pero está prohibida la diablerie dentro de la secta. Eso no quiere decir que algunos Vástagos no lo intenten o incluso tengan éxito, pero quedan marcados con la prueba del delito y corren el riesgo de ser perseguido a partir de entonces.

Un príncipe que capture a un diabolista a menudo hace que la muerte del infractor sea un espectáculo tremendo, que de nuevo sirve como lección para otros Vástagos a los que pudiera habérseles ocurrido complementar sus dietas.

Baños de Sangre

De vez en cuando, la presión en una ciudad de la Camarilla llega hasta un punto en el que la única válvula de escape es una explosión de violencia. La combinación de príncipes restrictivos, antiguos poderosos y cantidades excesivas de chiquillos parece ser la receta perfecta para este tipo de estallidos, que sume a las sociedades vampírica y mortal en el caos y las llamas. En particular, Chicago ha sido propensa a estos baños de sangre, durante los cuales los vampiros combaten abiertamente en las calles y la lista de bajas es enorme. Habitualmente la violencia dura una semana más o menos, durante la cual el príncipe y el sheriff están demasiado ocupados tratando de reforzar la ciudad en su conjunto como para perseguir los asesinatos aislados. Eso no quiere decir que los actos delictivos cometidos durante los disturbios no sean perseguidos posteriormente, pero, curiosamente, estas olas de violencia parecen estar barnizadas con una sensación de permisividad carnavalesca. Un asesinato cometido entre el frenesí de un tumulto de Vástagos es, de algún modo, más disculpable por parte de un príncipe que un solo homicidio premeditado que trastorne una paz cautelosa.
Si te gustó o fue útil no olvides compartir
Sobre las Fuentes
Por favor visita el apartado “referencias” para encontrar las paginas originales de donde fue extraída la información, vampiro.cl es un compendio, nuestro objetivo es recopilar la mayor cantidad de contenido que circula por la web, son muchas personas que día a día traducen y/o comparten conocimientos que verteremos acá, nuestro aporte es clasificar, ordenar y compartir con la comunidad rolera.

0 comentarios:

Publicar un comentario