Los Samedi de la Camarilla son un grupo curioso. Solitarios por naturaleza, rara vez se les ofrece la opción de ser gregarios; nadie quiere acercarse demasiado a ellos. Sumamente móviles, los Samedi van de ciudad en ciudad y de Elíseo en Elíseo, siguiendo el rastro de los trabajos por encargo para los agentes de alto rango de la Camarilla. Los observadores suficientemente distanciados ven esta existencia migratoria como una táctica de supervivencia, si se quedan demasiado tiempo en un lugar con el tiempo los lugareños dejan de tenerte miedo. La familiaridad provoca insubordinación, y para los Samedi la insubordinación puede ser fatal. Los Samedi de la Camarilla no buscan en ningún caso la aceptación. Más bien, están con la organización por varias razones: antipatía por las técnicas del Sabbat, el deseo por la protección que ofrece el eje de la Camarilla, y a veces la mejor paga que obtienen en el bando de la Camarilla. Casi todos los Fiambres de la Camarilla, no obstante, comparten un odio implacable hacia los Giovanni, y usan la influencia que tienen para animar a la Camarilla a actuar contra los Nigromantes.
El grado de influencia que puede tener un Samedi a nivel individual (no hay ninguna organización de Samedi como tal) es impresionante, ya que muchos están próximos a vampiros de poder considerable.
Relaciones con Otros
La apariencia del Samedi corriente es tan repulsiva y el humor irónico con el que se presentan a sí mismos los Fiambres tan contrario a las expectativas, que los demás vampiros no pueden tratar con ellos sin algún marco de referencia. Un Samedi que esté en la ciudad específicamente para servir de guardaespaldas a un arconte o a un príncipe puede ser aceptado, hasta cierto nivel. Está allí para hacer su trabajo, después de todo, e incluso los Toreador con más prejuicios tiene que admitir que los talentos únicos de los Samedi les permiten hacer muy bien ciertos trabajos. Pero admitir a un Samedi en la sociedad, bueno, eso es pasarse de la raya. Los Nosferatu son feos, pero los Samedi parecen cadáveres, y revelan un poco más de la auténtica naturaleza del vampirismo de lo que pueden soportar los Vástagos que les rodean. Por su parte, los Samedi disfrutan perturbando a todo el mundo, ya que esto facilita su labor de guardaespaldas. Y, como nadie puede permitirse ofender a los Samedi por miedo a las represalias, los Fiambres aprovechan esa ventaja al máximo. Los Samedi en realidad no desdeñan a sus compañeros de la Camarilla, sino que se entretienen con ellos. Parece que incluso los monstruos encuentran ciertas cosas demasiado monstruosas.
Interpretación
A pesar de su aspecto monstruoso, los Samedi son, a su manera, educados y civilizados, no arrastran los pies, rezuman líquidos o gimen, y la mayoría puede mantener una conversación con los más elocuentes. Muchos Samedi trabajaron como forenses, enterradores y similares, y, por tanto, tienen un conocimiento profundo de la muerte y de otros asuntos incómodos. Además, la línea de sangre tiene una vena de humor semisádico, y muchos Samedi no pueden resistirse a jugar con su deformidad mientras son tan educados como es posible, para ver como se retuercen los Toreador y los Ventrue. Sin embargo, cuando llega la hora de los negocios, los Samedi se alegran de poder ensuciarse las manos. Los miembros de la línea de sangre tienen una tolerancia muy baja hacia las gilipolleces; cuando tienes el aspecto del relleno de un contenedor de basura, no puedes permitirte ser juzgado por otra cosa que no sean los resultados. Aunque los Samedí muestran una cierta preferencia a compartir su tiempo con los Nosferatu (a los que normalmente no aceptarán como objetivos de asesinatos a sueldo) a diferencia de los demás vampiros, prefieren los contactos profesionales a los sociales. Así es más fácil para todos los implicados.
Si te gustó o fue útil no olvides compartir
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)
0 comentarios:
Publicar un comentario