Esta facción asegura ser el legado de los Sabbat “auténticos”, aquellos vampiros que se sacudieron el yugo de los antiguos para lograr la libertad. Los demás suelen considerar a los Lealistas, anarquistas, sociópatas y niños malcriados que quieren beneficiarse de la Maldición de Caín sin aceptar las responsabilidades.
La filosofía Lealista es sencilla: cada vampiro es su propio amo. Todos los vampiros tienen libertad para hacer lo que deseen, ya sea destruir a los Antediluvianos u organizar una carnicería en un centro comercial. En la práctica, pocos actúan de este modo, ya que saben que las autoridades los acosarían y destruirían, a menudo por orden de otros vampiros que valoran su intimidad.
Evidentemente, los Lealistas carecen de organización, y se les considera una facción solo por tratarse de un conjunto de personas que apoya una ideología.
La mayoría de los Sabbat no les tiene mucho respeto, ya que tienden a actuar contra sus dirigentes por puro placer (o porque es su obligación, como diría un Lealista). Por supuesto, esta oposición indiscriminada crea problemas, complica las misiones y genera conflictos innecesarios. Sin embargo, los Lealistas persisten en su actitud. Estos vampiros creen realmente en su causa. Ven a un antiguo estancado y decadente y se quejan de que la secta haya abandonado sus verdaderos ideales. Están convencidos de que la noche ya no pertenece al Sabbat, y creen que la secta es irrelevante visto el actual estado de las cosas. Las manadas son tan impotentes como los neonatos de la Camarilla o los anarquistas, y todo por culpa de la apatía y el antagonismo de los antiguos. Los Lealistas hacen lo que hacen porque es su deber, como hicieron los anarquistas y antitribu originales en las noches de la Revuelta Anarquista.
Aceptan a cualquiera en sus filas y no tienen códigos o rituales secretos para identificarse los unos a los otros. La secta no tiene jerarquía de responsabilidades, y está compuesta principalmente por jóvenes Sabbat (aunque muchos antiguos apoyaban su causa, poco a poco la fueron abandonado). La posición dentro de la facción la determinan las historias de antiguos humillados o burlados, así como otras hazañas resultado de la actitud “punk-rock” definitiva.
Es evidente que dentro del Sabbat los Lealistas no tienen mucho poder, pero su número no deja de crecer. Muchos antiguos cometen el error de despreciarlos, pero los Camitas más cautos ven el potencial (o la amenaza) que representan, y señalan a los Panders como un ejemplo reciente de lo que los jóvenes son capaces de lograr.
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