Los siguientes aspectos de la no-vida se aplican especialmente a los más jóvenes de la secta, que aún viajan en manadas y que observan los ritae junto a sus camaradas. En comparación, la existencia de los antiguos es muy diferente. Los Sabbat más viejos suelen tener refugios solitarios y llevar vidas enclaustradas mientras maquinan, rompiendo la rutina con alguna reunión ocasional con otros altos cargos, o con inquinas nocturnas que confundan a sus rivales. Algunos dicen también que los antiguos del Sabbat recuerdan de forma hipócrita a los de la Camarilla, ya que han logrado una gran riqueza y un cierto grado de confort.
Tienden a distanciarse de las manadas y pasan la mayor parte del tiempo en letargo o conspirando contra sus rivales. El término “secta” no parece tener mucho significado para ellos, y solo abrazan la filosofía de la misma cuando tienen que incitar a una manada de jóvenes contra un enemigo potencial. La Maldición de Caín, la ausencia del paso del tiempo y el estancamiento afectan profundamente a estos vampiros, que se ven arrastrados cada vez con mayor frecuencia a la odiada Yihad. Al final, lo único que importa es que son no-muertos, pues la llama de la pasión por cualquier causa muere a medida que pasan los siglos.
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