Los antiguos casi siempre tratan con la humanidad mediante redes de tapaderas, cortocircuitos y secuaces a sueldo (o ghouls). Sólo los servidores humanos más importantes y leales llegan a ver cara a cara a un antiguo. Incluso entonces, los antiguos nunca revelan su identidad, haciéndose pasar por ricos hombres de negocios, coleccionistas excéntricos o figuras del crimen organizado.
Los humanos casi siempre so prescindibles; la más leve duda acerca de la fiabilidad de un humano o el primer indicio de independencia de un mortal firman su sentencia de muerte. Ningún antiguo se piensa dos veces asesinar a un humano; sin duda ya lo ha hecho antes decenas de miles de veces. Seguramente los humanos se preocupan más por la vida de las vacas que los antiguos por las suyas. Muchas veces, esta ceguera provoca que el antiguo juzgue mal la capacidad de un humano para la violencia o confunda desesperación con docilidad.
Los puntos de ruptura de la humanidad varían, y a menudo el ganado no consigue ver cuando la rebelión equivale a un suicidio instantáneo. Acostumbrados a tratar con Vástagos que sienten aversión por el riesgo, los antiguos pueden resultar sorprendidos por una maniobra humana realizada contra todo pronóstico. La locura anquilosada puede llevar a un antiguo a subestimar la capacidad de un sicario humano y a enviar una fuerza insuficiente para eliminar a un títere no deseado. Sin embargo, un humano que consigue escapar una vez es perseguido con todos los recursos disponibles; potencialmente están en juego la vida del antiguo y la misma Mascarada.
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