Estos vampiros pueden ser los más crueles. Están en una edad un tanto crispada. Abrazados antes de la Segunda Guerra Mundial, el Movimiento por los Derechos Civiles, Vietnam y el feminismo. Es más, sus actitudes reaccionarias están alimentadas por la frustración de no ser lo bastante poderosos para hacer sentir su peso como les gustaría. Este desencanto suele perjudicar a algún ghoul desprevenido.
A ojos de los ancillas, los ghouls son útiles como mensajeros, criados, peones, carne de cañón y gotas de pegamento para mantener unida sus estructuras de poder; desde luego, la vida eterna y el poder de la Sangre son más que suficientes para estas criaturas.
Los ghouls deben ser vistos, no oídos, salvo cuando se dediquen a la adulación. Por otra parte, los ancillas más sagaces se dan cuenta que unos pocos ghouls leales pueden ser la diferencia entre una base de poder débil y otra lo bastante fuerte para desafiar a los antiguos menores. Estos vampiros suelen formar grupos de ghouls fanáticos y organizados, lanzándoles expertamente contra sus rivales.
Ghouls de Ancilla
La principal diferencia entre los ghouls de antiguo y los de ancilla es que los primeros están resignados a servir a sus domitoris; los ghouls de ancilla hacen el mismo trabajo sucio para sus amos, pero están más resentidos y son más propensos a la rebelión cuando se les maltrata, lo que ocurre a menudo. Aunque sus domitoris son por lo general demasiado poderosos para preocuparse por una rebelión abierta, deben mantener cerca de sí a sus ghouls, para que no formen un frente común con otros servidores descontentos. Por supuesto, no todos los ghouls de ancilla saben expresar su ira mediante los canales humanos ordinarios: muchos besan culos no muertos hasta recibir el Abrazo, momento en el que se vuelven contra sus sires.
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