Los ghouls Malkavian pueden ser cualquier cosa, excepto olvidables. La vitae en sus sistemas les sacude como a un ratón en las zarpas de un gato; cambian de humor de forma constante e impredecible, volviéndose con frecuencia más y más dementes cuanta más sangre beben. Por supuesto, la culpa no es suya: tener un domitor Malkavian marca.
Algunos de estos ghouls son incluso raptados de instituciones y hospitales, y sus condiciones mentales exacerbadas por los "cuidados" de sus igualmente psicóticos amos.
Algunos ghouls Malkavian siguen manteniendo relaciones con los humanos, otros no. Todo de pende de los caprichos del domitor.
Los Malkavian suelen enviar a sus ghouls a manicomios, donde pueden encontrar más juguetes humanos mentalmente alterados para sus amos... ya sea entre los pacientes o (tras algunas maniobras) entre el personal de la institución.
La lealtad de un ghoul Malkavian a su amo puede resultar particularmente peligrosa, dada la psicosis del objeto de su afecto. Un ghoul puede dejarse mutilar y torturar por su loco domitor para probar su lealtad, y encontrarse después abandonado y deteriorándose rápidamente, sin saber por qué. Pero los ghouls más avispados pueden embaucar a sus domitoris para hacer que se vuelvan dependientes de su ayuda o afecto. Estos ghouls permanecen cerca del corazón del vampiro, por así decirlo y los demás criados suelen estar demasiado locos para sentir celos por ello.
Domitoris Malkavian
Los Malkavian crean ghouls con frecuencia: por capricho, como mascotas, o para montar cualquier extraño espectáculo que dicten su Trastornos. Sin mostrar ninguna preferencia ni disgusto hacia ellos, ven a los ghouls como divertidos e interesantes conejillos de indias con los que experimentar. Los ghouls son tratados como juguetes vivientes... y algunos no son más que trampas humanas para lanzar alegremente contra los vampiros rivales.
Las actitudes de los Malkavian hacia los ghouls son tan diversas como los humores de cada miembro del clan. Es frecuente que olviden que han creado un ghoul, dejando a la pobre víctima trastornada, gimiendo completamente desorientada y preguntándose de dónde sacará su siguiente dosis de sangre (si es que recuerda que lo que ansía es sangre de vampiro). Es más, el trato de cada domitor depende mucho del tipo de Trastorno que sufre. Por ejemplo, un domitor con Delirios de Grandeza tratará a su ghoul como un subordinado sin importancia o un protegido, según su humor del momento. Y un ghoul puede convertirse en una especie de canguro para un Malkavian con Regresión. Hablando de inversiones de papeles...
Cuando un ghoul queda Vinculado a su domitor Malkavian, se desarrolla un modelo bastante clásico de relación disfuncional: una en la que el vampiro está obsesionado con los juegos físicos y mentales y el ghoul queda fascinado por los poderes mentales y el carisma de su amo vampírico. Un Malkavian puede convertirse en adicto a esta sensación de poder, como un ghoul se vuelve adicto a la sangre de su domitor. Las relaciones Malkavian ghoul a largo plazo son un ejemplo de codependencia. Por el contrario, las relaciones cortas son intensas, melodramáticas y con frecuencua fatales para una o ambas partes.
Los Malkavian no buscan necesariamente convertir en ghouls a humanos con condiciones mentales similares ¿de qué le serviría un ghoul obsesivo compulsivo a un Malkavian con el mismo Trastorno, aparte de asegurarse que su domitor ha cerrado la puerta del refugio comprobándolo 17 veces? (No obstante el ghoul suele heredar el Trastorno de su domitor, para desespero de los Malkavian). Los Malkavian tienden a convertir en ghouls a humanos que muestran sus cualidades de las que ellos mismos carecen y sólo ocasionalmente a los que "alimentan" sus propios Trastornos. Pero si un vampiro tiene el Trastorno Obsesión, por ejemplo, puede convertir en ghoul a alguien que también lo tenga para justificarse. Después de todo, la locura ama la compañía.
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