Los Sin Clan y sus Ghouls

Los Caitiff y su contrapartida del Sabbat, los Pander, suelen tener problemas a la hora de embaucar a los mortales para que se conviertan en sus ghouls... y cuando lo consiguen, éstos se encuentran con una experiencia tan ajetreada. Caitiff y Pander usan a sus ghouls para espiar a los vástagos de la Camarilla y del Sabbat y como cebos para atraer vampiros hasta los refugios de sus amos, donde los proscritos pueden diablerizar a sus víctimas.

Algunos Caitiff y Pander consideran que la creación de ghouls es muy sencilla (muchos ni siquiera saben que están creando ghouls cuando le dan su sangre a alguien). Y tampoco son muy selectivos sobre a quien escogen como receptores de su sangre bastarda.

Cualquier vale como amigo, y un amigo necesitado (de sangre) es un verdadero amigo. Los ghouls Caitiff y Pander pueden encontrarse con más obstáculos que superar cuando están trabajando para sus domitoris, pero por lo general los sin clan tienen una mayor empatía hacia sus servidores, tratándoles con mucho más respeto que, por ejemplo, los Lasombra. Esto puede llegar a extremos: los ghouls son engañados a veces por sus domitoris Caitiff para que actúen como adoradores en elitistas cultos de sangre.

Lamentablemente, algunos Caitiff consideran que el único poder que tienen es sobre los ghouls, por lo que abusan gravemente de ellos, el típico caso de la víctima de abusos que se convierte a su vez en el victimario es corriente entre los sin clan. Los domitoris Caitiff pueden abandonar a sus ghouls o negarse a Abrazarles tras años de servicio continuado. Algunos incluso desangran por completo a sus criados en períodos de escasez.