Los Cainitas son la naturaleza primordial de la humanidad encarnada, y los Sabbat son Vástagos que aceptan su naturaleza y se deleitan en el poder de la Bestia. Por tanto, los Malkavian antitribu son la Bestia liberada. Mientras que sus hermanos de la Camarilla pueden mostrar o ilustrar una idea empleando su locura, los antitribu parecen más interesados en extender esta locura como si fuera una enfermedad. Si un Malkavian está loco como una cabra, los antitribu están locos como una cabra rabiosa. Estos vampiros blanden su demencia como espadas de doble filo. Para ellos, la locura es un arma que los distorsiona más allá de toda ayuda. La maestría en su utilización puede llevar décadas, incluso siglos. Al fin son totalmente independientes, aunque estén unidos a los demás Piraos por una inescrutable conciencia de grupo. A los miembros de este clan no se los olvida fácilmente... por mucho que se intente. Los Malkavian antitribu son expertos en el abuso psicológico. Combinando las palabras enérgicas con la sutileza y el uso de la confianza (violada por momentos de absoluto terror), estos monstruos pueden obtener información hasta de la víctima más estoica o mortificar al más firme de los cautivos.
Ese es el motivo por el que el Sabbat no ha destruido a este clan: es demasiado útil. Desde el más distinguido arzobispo hasta el ductus más humilde, todos los que han tratado con los Piraos saben que se trata de un arma que puede aniquilar al que la emplee. Como los demás Malkavian, los antitribu sufren la marca permanente de la locura, aunque pocos son conscientes de su enfermedad incurable. Además, en el Sabbat existen numerosos modos de liberar su “filosofía”. Parecen temer menos a la Muerte Definitiva que cualquier otro Cainita, tanto dentro como fuera de la secta. También son excelentes soldados u oficiales en tiempo de guerra, ya que no les asusta hacer lo que sea con tal de vencer. Los Malkavian antitribu creen que no importa quién luche las batallas, siempre que el resultado sea el caos y el mantenimiento del ciclo caótico.
Durante un tiempo, el Sabbat no supo cómo tratar a estos locos. Los Piraos seguían las órdenes cuando les convenía, pero por lo general eran incontrolables. Algunas manadas mantenían encerrados a sus Malkavian, atados en sótanos y criptas hasta que necesitaban lanzarlos contra sus enemigos. Según un rumor popular, fue esta falta de respeto hacia su perspicacia única lo que promovió la gran “enfermedad” Malkavian. En la profundidad de un delirio comenzaron a formarse las semillas de una psicosis de masas. Puede que fuera un intento de los Malkavian antitribu de mostrar a los clanes que no podían ser manipulados tan fácilmente, o que no fuera nada más que una diversión del momento. En cualquier caso, hay una cosa cierta: el clan principal también ha sido “infectado”. Sólo los Malkavian antitribu saben lo que esto significa, pero las posibles repercusiones inquietan hasta al más templado de los Lasombra. Incluso esta pequeña información sólo se ha obtenido cotejando testimonios aislados de Cainitas preocupados.
La locura de estos vampiros muestra un tinte claramente violento. Corren rumores sobre sacerdotes de manada que adivinan el éxito de una Partida de Guerra leyendo las entrañas arrancadas a un humano aún vivo, y sobre profetas enloquecidos que presagian la llegada de la Gehena en estos Tiempos de la Sangre Débil. Los más peligrosos (los asesinos múltiples, los sectarios suicidas) pueden ser “criados” para misiones especiales en territorios firmemente controlados por la Camarilla, siendo enviados a extender la locura que les lastra para pavimentar el camino de la Gran Yihad.
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