Sirve como el arma evolutiva definitiva: eliminando de sus filas a los incompetentes, la secta se hace más fuerte. Esta práctica es sacrosanta entre los vampiros del Sabbat, que reconocen que sin líderes fuertes su conflicto contra los Antediluvianos no significa nada. Además, el vencedor suele diabolizar al derrotado.
La Monomacia solo suelen practicarla los miembros con rango de las manadas. La mayoría de los jóvenes son demasiado violentos o acalorados como para reconocer la gravedad de un combate ritual a muerte, y recurrirían a él cada vez que un compañero tomara sangre de un recipiente que les fuera simpático. Por tanto, este rito es dirigido por un sacerdote, al que se le presenta simultáneamente el caso y el reto al rival. Él deberá decidir si el agravio es digno o no de la Monomacia, y si presidirá o no el ritual.
Si el sacerdote considera justa la causa, el vampiro retado podrá rechazar el duelo. En teoría no tiene ningún efecto negativo, pero salvo que el retador sea de un nivel muy inferior, la negativa suele conllevar una gran pérdida de prestigio (y quizá un duelo no aprobado más tarde). Si los contrincantes de la Monomacia pertenecen a manadas diferentes puede ser necesario involucrar a un elemento neutral, como el sacerdote de otra manada, o incluso el obispo o arzobispo.
La práctica de la Monomacia varía mucho, ya que no existe un código formal sobre la elección de armas, lugares o incluso términos de la victoria. Estos duelos suelen librarse hasta la Muerte Definitiva en algún lugar realmente peligroso e inaccesible, como una fundición de hierro o la azotea de un rascacielos. Que pueda o no usarse armas, Disciplinas u otros elementos suele ser decisión del retado. Tras la invocación del rito por parte del sacerdote, el combate comienza. El vencedor es el último vampiro que quede en pie, produciéndose después otros ritae y celebraciones. Como la Monomacia es un auctoritas ritae, se suelen emplear armas formales como espadas y dagas, mientras que las armas modernas, especialmente las de fuego, son consideradas groseras, torpes y vulgares.
Sin embargo, no todas las Monomacias son tan directas. Varias disputas Lasombra se han dirimido sobre tableros de ajedrez de tamaño natural con “piezas” vivas, y la rivalidad entre un Tzimisce y un Ventrue antitribu resultó en una competición de tiro al ghoul, hasta que uno de los dos se quedó sin ellos (ganó el Tzimisce).
Muchos asuntos del Sabbat se resuelven de este modo, y el vencedor suele quedarse con los despojos. Los miembros de manadas que quieren retar la posición de su líder, los vampiros ofendidos por el liderazgo de sus obispos y los sacerdotes de manadas rivales que aseguran que se ha invadido su territorio emplean este rito para solventar sus disputas. Muchos sospechan que la regente logró su posición venciendo físicamente a su predecesor.
Sistema: es mejor dejar los detalles de la Monomacia en manos de la historia. Se debe animar al grupo a dotar al rito de toda la pompa y la circunstancia que se desee (es auctoritas, después de todo), aunque los detalles exactos varían de una manada a otra. El Narrador puede resaltar estas diferencias intercalando impropiedades y otros detalles sutiles para añadir sabor (“No puedes retar al líder de la manada, ya que no quedan tres noches para la luna llena!”). El retador decide el momento y el lugar del duelo, mientras que el retado elige si se usarán armas, cuáles serán éstas, y cualquier otro detalle (hasta la primera sangre y no a la Muerte Definitiva, sin Disciplinas, es necesario luchar cegados, se debe cabalgar un frenesí durante el duelo, etc.). El sacerdote que administra el rito será un oficial; el duelo comenzará y terminará a su orden, y podrá abortarlo en cualquier momento. Tiene incluso el poder de declarar nula la Monomacia, pero el que lo haga para favorecer a su propio candidato será muy mal visto por los demás Sabbat.
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