Este proceso de metabolizar la vitae para incrementar las capacidades físicas es bastante instintivo. La naturaleza de esta potenciación no es del todo distinta al proceso de metabolizar energía calórica, es decir, de extraer energía de la comida. No obstante, no se puede asimilar a una simple digestión: podemos usar a voluntad esta fuerza o velocidades adicionales, no como una función automática tras la ingestión de sangre. Es más, la atrofia de nuestros no usados sistemas digestivos elimina dicha posibilidad... para nosotros los vástagos por supuesto.
No parece imposible medir esta energía aportada por la sangre mediante instrumentos científicos. Aunque los resultados son cuantificables, el proceso mismo sólo es perceptible por ahora para los sentidos mejorados por el legado de Caín. Aunque aborrezca hacerlo, el científico que hay en mi debe ceder ante el vampiro y atribuir este poder a lo sobrenatural.
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