En el interés de mantener el silencio, algunas manadas adoptan precauciones adicionales e invocan augurios favorables.
En el Rito de Sigilo, todos los participantes arrancan de un mordisco la lengua a los demás y la escupen al fuego. Aunque no se causan niveles de salud de daño, la hemorragia y cicatrización consumen un punto de sangre.
El sacerdote o el ductus suelen quedarse fuera para poder dar órdenes, pero algunas manadas han desarrollado complejas señales gestuales para poder comunicarse en silencio durante las actividades sigilosas.
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