Los antiguos Lasombra se mostraron especialmente duros con los anarquistas, evitando que sus chiquillos se entrevistaran con otros Cainitas y llegando a prohibirles que abandonaran su refugio. Sin embargo, un antiguo Lasombra vio las cosas de forma muy distinta.
Gratiano de Veronese era un poderoso Lasombra italiano (se rumorea que el último chiquillo del Antediluviano Lasombra) que vio en la Revuelta Anarquista una oportunidad para cumplir todos los sueños de grandeza que había tenido desde que fuera abrazado en una celda italiana dos siglos antes. Hacia el 1400, Gratiano apoyó de forma secreta el Movimiento Anarquista, dándole cohesión, identificando a sus líderes y haciendo llegar el mensaje de la revuelta a cualquier neonato insatisfecho, en especial a los Lasombra italianos. Pero su mayor movimiento consistió en viajar hasta los Balcanes y Tierra Santa, donde mantuvo contactos con los Assamitas.
Hacía tiempo que los Assamitas viajaban por Europa, cometiendo diablerie en búsqueda del desarrollo espiritual; pero aunque muchos de ellos estaban más interesados en diabolizar a vampiros antiguos cuando tenían ocasión, los conflictos entre los antiguos y los anarquistas españoles habían dificultado su misión, ya que muchos de los vampiros más antiguos de la zona se habían ocultado. Los Assamitas necesitaban músculo, algo que los Brujah tenían, y los anarquistas necesitaban las habilidades de los Assamitas como asesinos, hechiceros y diplomáticos.
Poco tiempo después de que Gratiano propusiera a los Assamitas que combinaran fuerzas con los anarquistas, los antiguos comenzaron a detectar infiltrados Assamitas en las manadas anarquistas. Con sus habilidades sobrenaturales del sigilo y evasión, hacían que los anarquistas tuvieran acceso a refugios inexpugnables. El curso de la revuelta comenzó a decantarse hacia los anarquistas españoles.
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