Permanecer quieto en un sitio no consigue nada salvo convertir al anarquista en un blanco fácil. Asumiendo que contra todo pronóstico pudieras invertir la situación, sólo debes fijarte en el destino del Estado Libre Anarquista para ver cómo funcionó. Un puñado de gorilas desorganizados liderados por un par de señores de la guerra que se dedican a apropiarse de dominios aquí y allá. Al final, ese pequeño experimento se fue al infierno a la menor oportunidad.
No voy a debatir sobre filosofía o semántica, tan sólo voy a darte una rápida lección sobre cómo abandonar los cómodos confines de tu viejo vecindario, lanzarte a la carretera y no acabar tu existencia en ella. Lo que hagas una vez estés allí es cosa tuya. Algunos de vosotros iréis con la cabeza gacha e intentaréis integraros en la sociedad. Otros intentarán expandir el movimiento mediante una rebelión radical. Para finalizar, la vasta mayoría lo dejará tras una semana o acabará con su existencia de una forma original. Lo que voy a relataros está basado en mi propia experiencia.
Lo Básico
Antes de comenzar mi disertación sobre temas retorcidos, como el arte de despistar a los hombres lobo o esquivar una brigada de exterminio Sabbat, voy a cubrir los aspectos más esenciales de la noche a cielo abierto. Vais a encontraros muy rápido con que incluso aquellas mazmorras en donde los Tremere guardan a sus neonatos son muy cómodas, comparadas con lo que podéis llegaros a encontrar. Aunque probablemente no tengáis lo que hay que tener para visitar una de ellas.
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