En una isla de la costa sureste de África vivían Ramanga
y su hermano Rafazi. En ese tiempo, los ancestros del
pueblo vazimba, al cual pertenecía Ramanga, eran patriarcales.
Aunque Ramanga era la descendiente de mayor edad
del rey y era sumamente inteligente así como
ambiciosa, señalaron al más joven Rafazi como
heredero. Incapaz de aceptar un
rol secundario, Ramanga ofreció
sacrificios a los espíritus de su
gente para sobornarlos y que la
elevaran por encima de Rafazi.
Cuando esto no funcionó hizo
sacrificios a entes cada vez más
oscuros hasta que uno de ellos
respondió a su súplica. El espíritu
se ofreció a ensalzarla a cambio de
que sacrificara el sol en su interior
como pago. Con el corazón ya
endurecido por la injusta situación
y la envidia hacia su hermano,
Ramanga aceptó gustosa.
En el curso de siete noches el
oscuro espíritu instruyó a Ramanga
en su herencia de sombras e ilusiones
y le mostró que el verdadero poder no
reside en dar órdenes, sino en crearlas.
El poder evidente residía en el rey,
pero el real, dijo el espíritu, residía en
sus consejeros.
Aprendidas bien esas
lecciones, Ramanga regresó a su pueblo
para dar apoyo evidente a su hermano,
incluso mientras con astucia lo manipulaba
para que hiciera su voluntad. Afianzando su
control sobre Rafazi y sus hijos con el poder inherente a su
Sangre sin Sol, Ramanga dirigió el futuro del reino desde esa
noche en adelante. Su influencia llegó a ser tan grande que
los vazimba llegaron a preferir a las reinas por encima de los
reyes, aunque se desconoce si Ramanga logró este desenlace
mediante manipulaciones o si su mera presencia imbuyó una
sensación de liderazgo femenino en el territorio.
Una isla no bastaba para satisfacer la ambición de
Ramanga. No tardó en enseñar a otros para que fueran
como ella para así ampliar su influencia.
Manteniendo la
isla cuidadosamente alejada de las principales rutas navales
para que siguiera siendo sólo suya, Ramanga se las apañó
para atraer comerciantes ocasionales desde tan lejos como
Arabia. Mediante estas gentes y su comercio el linaje de
Ramanga se ha difundido a los reinos de Ghana y
Kanem, así como también a Constantinopla y
Oriente Medio.
Un Ramanga normalmente man-
tiene la apariencia de humilde siervo
que guía a la gente por su propio bien
mientras controla a reyes y reinas
como un gran titiritero.
Les gusta
permanecer cerca de sus seguidores
mortales, viviendo entre ellos como uno
más. A menudo son los primeros Laibon
de una región en entrar en contacto con
los Cainitas europeos y, de modo muy
diplomático, intentan evitar conflictos
directos y hacer sugerencias sobre cómo
afrontar los problemas. El resultado
es que un Príncipe puede llegar a
considerarlos un valioso aliado o guía.
Por supuesto, los Cainitas que desoigan
sus consejos puede acabar saludando al
amanecer mientras los Ramanga quedan
libres de toda culpa.
Sobrenombre: Titiriteras, Sanguijuelas (peyorativo).
Apariencia: Los Ramanga más Antiguos proceden de los vazimba y de los
mercaderes musulmanes y árabes. Los Laibon
más jóvenes proceden de todo el continente africano y de Oriente Medio. Un Ramanga típico está bien vestido
y bien arreglado, aunque siempre se cuida de no ir mejor que
sus líderes nominales. Adoptan una conducta dócil frente a
los extraños, pero permanecen orgullosos cuando tratan con
los suyos.
Refugio y presa: Los Ramanga suelen vivir entre su grupo
de elección y puede que incluso sus líderes sepan (y acepten)
lo que son en realidad. Estos líderes los ven como pararrayos
sobrenaturales que atraen sobre sí los desastres y protegen,
de ese modo, al resto de la población. Aunque ser percibido
como un sirviente no parece corresponderse con una elevada
posición, a los Ramanga no les preocupa. Son quienes susurran al oído y controlan cada acción y pensamiento. Muchos
Ramanga mantienen dos refugios: uno donde los gobernantes
saben que pueden encontrarlos durante la noche y otro en
algún lugar aislado donde pasar el día seguros. Como parte
de sus servicios los Ramanga beben la sangre de la élite para
expulsar cualesquiera maldiciones que les hayan echado,
así que rara vez necesitan Cazar. Incluso al trasladarse
a nuevos territorios poseen la capacidad de crear
rápidamente un nuevo grupo al que en cierto modo
servir, y del que se puedan alimentar.
Abrazo: Suelen tener mucho cuidado al elegir
sus Chiquillos y escogen siempre alguien que tenga
ambición y sea un hábil manipulador,
además de la suficiente inteligencia
como para permanecer lejos del
centro de atención. Están dispuestos
a apostar por la creación del Chiquillo perfecto, a menudo manipulando
niños humanos desde su nacimiento hasta
que uno de ellos muestra las habilidades que
buscan. Tras el Abrazo, el nuevo Ramanga
suele quedarse con su Sire varios siglos hasta
aprender todo cuanto necesite. Los vínculos
entre Sire y Chiquillo siguen siendo estrechos
tras este aprendizaje, aunque no siempre
amistosos.
Disciplinas de Clan: Obtenebración
(Aizina), Ofuscación, Presencia.
Debilidad: El uso que los Ramanga hacen de Presencia y Aizina cuando se dirigen
a otros tienen una dificultad de +1. Sin
embargo, si poseen una parte física de la
víctima, esta penalización queda anulada.
Organización: Los Ramanga se reúnen regularmente en grandes encuentros
destinados a discutir los progresos regionales, los territorios comerciales y demás. Una elaborada
ceremonia asegura que estos encuentros sean pacíficos, pos-
poniendo toda rivalidad hasta después de su conclusión. Esta
colaboración interna convierte a los Ramanga en una fuerza a
tener en cuenta, pues sus objetivos suelen tener el apoyo
de toda la Línea de Sangre. Al actuar en concierto
son prácticamente imparables en las costas del sur
y el este de África, y cuentan con cierto poder en
Oriente Medio y el norte de África.
La propia Ramanga sigue plenamente
implicada con su linaje. En un primer vista-
zo, parece no tener otra meta que cimentar y
expandir su control por el continente, aunque
puede que en el trato que hizo hubiera algo
más que su renuncia al Sol.
Cita: "Ofrezco mi mano en señal de amistad. Sólo deseo ayudar."
Estereotipos
Altos Clanes: El prestigio no es lo mismo
que el poder. Observa y aprende, pequeño
Cainita.
Bajos Clanes: Pobres mascotas oprimidas.
¿Hay algo que pueda hacer para ayudar?
Bonsam: Un gran poder, si podemos enfocarlo en la dirección correcta.
Brujah: Volvemos a encontrarnos. Espero que esta vez las cosas os vayan mejor.
Seguidores de Set: Cuidado. Estos manipuladores son casi nuestros iguales.
Impundulu: ¿Juegan a ser los siervos de
una bruja o es su servidumbre real? Fascinante.
Lasombra: Ah, ahora las cosas sí se ponen
interesantes. Venid a jugar, Cainita. Mis títeres
contra los vuestros.
Ventrue: Demasiado obvios, demasiado ordinarios y, aun así, sin duda poderosos. ¿Por qué
no los han derrocado aún?
Si te gustó o fue útil no olvides compartir
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)
0 comentarios:
Publicar un comentario