Los Misericordiosos estudian a los monstruos que azotan al mundo y buscan a aquellos que están pagando por las malas acciones del resto. Si las criaturas derivan de gente errada, quizá esa gente pueda ser todavía salvada.
Sin embargo, esta perspectiva no significa que los Misericordiosos sean ingenuos; para salvar a los indefensos y proteger cualquier inocencia que pueda seguir existiendo habrá que destruir a quienes carecen de remordimientos. De hecho, a la hora de defender a los libres y los bondadosos, los Misericordiosos pueden ser más obstinados y peligrosos que el más devoto de los Celotes.
Los partidarios del Celo sostienen que la guerra entre la humanidad y las monstruosidades tiene sólo dos bandos: el de los criminales y el de las víctimas. De acuerdo con su definición, la humanidad es la víctima y es tarea de los cazadores salir en su defensa. Los defensores de la Misericordia tienen una perspectiva diferente. Tienden a prestar atención a las acciones individuales más que interpretar las cosas en términos de facciones opuestas. Los Misericordiosos no actúan de acuerdo a nociones abstractas del bien y el mal. Comprenden que circunstancias específicas demandan elecciones específicas y fuerzan acciones específicas. Por lo que la guerra se refiere, se niegan a recurrir a generalizaciones sobre bandos: "Todos los de su clase son iguales". "Es por el bien de la humanidad". "Sólo obedecía ordenes". El Misericordioso evalúa a los individuos antes de imponer ningún castigo u otorgar ninguna recompensa.
Un cazador que se rige por los principios de la Misericordia aspira a comprender, racionalizar e incluso descubrir los sentimientos del enemigo. La hostilidad abierta y directa impide establecer lugares de encuentro en los cuales puedan alcanzarse acuerdos. La violencia ciega convierte al amigo y el enemigo en una misma cosa, borra las identidades e imposibilita el arrepentimiento.
Naturalmente, la guerra contra lo desconocido no es el escenario ideal para tratar de comprender al enemigo. La simpatía la hace más difícil. Cualquier cosa susceptible de ser salvada en una criatura se pierde cuando ésta abatida. Pero comprender no equivale a tolerar el mal cometido con ligereza y simpatía no supone un aplazamiento de la sentencia de un asesino confeso. En último caso, luchar del lado de la Misericordia permite a los cazadores convencerse de alguna manera de que su causa es la correcta, de que hacen lo que hacen por el bien de los individuos.
Si en el momento de la exaltación, la reacción instintiva de un personaje es salvar vidas inocentes, interponerse en el camino del mal o descubrir las verdearas motivaciones de los horrores, probablemente sea un seguidor de la Misericordia.
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