Más que cualesquiera otros cazadores, los Inocentes, libres de agravios del pasado y carentes de maquinaciones para el futuro, son conscientes de su presente inmediato.
Como otros que siguen las sendas de la Misericordia, son capaces de encontrar espíritus afines entre los monstruos, seres dotados de poderes terroríficos pero maldecidos con vidas de pesadilla. Mientras el Mártir odia lo que ve y el Redentor aspira a cambiarlo, el Inocente lo recibe sin atreverse a juzgarlo.
El candor inusitado de los Inocentes produce a veces reacciones inesperadas en las criaturas de la noche, aunque normalmente los pone en peligro. ¿Qué otros se atreverían a hacer a un monstruo una pregunta directa, esperando una respuesta sincera? Esta franqueza ha llevado a otros cazadores a otorgar a los Inocentes variados apodos, algunos amables ("Querubines") y otros no tanto ("Cebos").
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