Sin embargo, descubren que no pueden ignorar lo que aprenden de los Mensajeros e intentan actuar de la mejor manera posible, comunicando lo que aprenden a otros cazadores. Antes de ser imbuidos, un Ermitaño tenderá a ajustarse a ciertos criterios: es hábil de alguna forma en la comunicación, es emocionalmente distante, puede ser socialmente retraído o reacio a ponerse en peligro a sí mismo, pero aun desea participar.
La Facultad de Aislamiento del Ermitaño se puede dividir en tres categorías: Los que le permiten proyectarse a otro lugar, como Alcanza y Trasciende; aquellos que le permiten comunicar lo que han aprendido a otros imbuidos, como Emite; y aquellos que le permiten canalizar a los Mensajeros como Edicto o Proclama. Este poder junto al perfil típico del Ermitaño sugiere pensar que el papel intencionado de ellos con los otros imbuidos es el de actuar como “oficiales de inteligencia”, recabando información, tanto por sí mismos, como desde los Mensajeros y transmitiendo dicha información a otros imbuidos, y además actuando como recipientes para la voluntad de los Mensajeros si surgiera la necesidad.
La habilidad especial de los Ermitaños es el “mensaje en la botella”, estrictamente hablando no está bajo el control de éste. De vez en cuando, un Ermitaño se sentirá obligado a informar lo que aprendió hasta el momento, ya sea en papel, por correo electrónico, en audio o vídeo; cualquier medio servirá, siempre que sea uno que registre y transmita la información. El Ermitaño arroja el mensaje al mundo y los Mensajeros se encargan que otros cazadores reciban el mensaje.
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