A fin de entrar en las tierras de los muertos en forma astral, los Benandanti se sumen en un estado semejante al sueño y se concentran en sus talismanes. Realiza una tirada de Percepción + Ocultismo, dificultad 8. Cada éxito permite viajar por los alrededores durante aproximadamente una hora. Nótese que es necesario superar una tirada de Percepción + Ocultismo, dificultad 6, para que el místico regrese de las tierras de los muertos.
Nivel de la Tormenta Infernal | Área Afectada | Incidencia de Fantasmas | Condiciones Climáticas | Pérdida de Percepción |
1 | Edificio de gran tamaño | 1-2 docenas | No se aplica | Cero |
2 | Vecindario | 10-20 docenas | Aguacero | -1 |
3 | Ciudad pequeña | 500-1.000 | Galerna, granizo | -2 |
4 | Ciudad mediana | 2.000-5.000 | Tornados | -3 |
5 | Gran ciudad | Desconocido | Huracán | -4 |
El informal cuerpo de los viajeros místicos que se hacen llamar los Benandanti poseen información privilegiada acerca de la otra vida y sus secretos. Cada Benandanti nace y es miembro a la vez: El bebé que presente un amnios (una membrana que cubre el rostro del infante) se convertirá en aprendiz gracias a la intercesión de maestro adulto que aparta y prepara ritualmente el tejido. Con posterioridad, bajo la tutela de ese maestro (o de un sustituto, aunque estos casos son, como los propios Benandanti, raros), el aprendiz liga su amnios a un talismán que le permite penetrar el muro que separa los reinos de los vivos y los muertos. Cuando menos, los imbuidos podrían aprender muchas cosas y resolver muchos enigmas si se comunicaran con estos exploradores del mundo espiritual. Lamentablemente, la naturaleza dispersa, desorganizada e incluso irritable de los Benandanti implica que no hayan dos que proporcionen la misma información a un cazador. Encontrar a un Benandante ya es toda una hazaña, no obstante, y el que un cazador que lo convenza para que le confíe "secretos del gremio" ya seria una auténtica proeza.
Los imbuidos son humanos "despertados", capaces de ver el verdadero rostro de lo sobrenatural y de recordar la verdad. En cambio, los Benandanti son "semi despertados": sus habilidades paranormales dependen por completo de la posesión y el uso de uno de los talismanes antes mencionados. Sin su amnios reformado, el Benandante será un ser humano, si bien habituado a lo sobrenatural y consciente por tanto en el sentido "despertado". Los años de presenciar los horrores de las tierras de los muertos templan a estos místicos, por lo que no sufren el olvido que aflige por costumbre a los demás mortales que se enfrentan a los fantasmas o a los muertos ambulantes. Su especialización en los asuntos fantasmales propicia además que los Benandanti suelan estar sujetos a la "ceguera mental" que infligen otros seres sobrenaturales... incluidos los cazadores, por lo que las Facultades serán misteriosas o en algunos casos invisibles para estos místicos. Piensa en ellos como si tuvieran una "segunda visión artificial" y una "Convicción sujeta a la situación". Incluso el Benandante que posea un talismán consigo aparecerá ante la segunda visión de un cazador como alguien en poder de parafernalia "extraña". El Benandante que use el talismán o una espada de hinojo derivada de su amnios (arma que portan casi todos los miembros de la secta) ya será harina de otro costal.
Tradicionalmente, estos míticos del Viejo Mundo integran sus amnios en lentes que les permiten viajar limitadamente (es decir, de forma astral o extra corporal) a las tierras de los muertos o escrutar ese reino misterioso y a sus pobladores. El Benandante podría ponerse su talismán (que generalmente tendrá forma de gafas normales o de sol) para ver el desolado y hoy en día tumultuoso mundo de los fantasmas. "Espiar" no hace que lo que haya en las tierras de los muertos se vuelva sólido para el místico. Sí que revela a cualquier fantasma que haya cerca, no obstante. El temperamento del Benandante particular determinará si desenvaina su espada de hinojo para atacar, o si interroga a los espíritus en los idiomas que hable. Al igual que los cazadores con sus credos informales, los Benandanti disponen de varias escuelas de pensamiento acerca de los fantasmas, el mundo espiritual y el inexplicable cataclismo que asola el inframundo. Las eminentes facciones entre estos místicos son los Redentori, o Redencionistas; los Dannatai, o Condenacionistas; y los cada vez más numerosos Isolatori, o Aislacionistas.
Más allá de la necesidad de que su talismán realice proezas sobrenaturales, el Benandante puede abandonar su armazón mortal para explorar el reino fantasmal entre la puesta de sol y el amanecer. Este proceso, llamado Ekstasis, permite al místico deambular en forma astral entre los muertos y los "fantasmas" de objetos (edificios, mementos, armas) como si fueran sólidos. Para un Benandante en Ekstasis, el fantasma de una pared puede demorar su huida, y sus perseguidores espectrales pueden traspasar su forma astral con, por ejemplo, bayonetas fantasmales. El místico que sufra el equivalente a heridas mortales en su forma astral morirá. Es más, los Benandanti procuran que el amanecer no los atrape fuera de sus cuerpos, puesto que se perderían y no sabrían regresar a sus cuerpos.
En condiciones normales en las tierras de los muertos, los fantasmas de carreteras desaparecidas, senderos y demás ayudan a hacer del viaje entre estructuras existentes, árboles y otros objetos un suspiro. Por desgracia, lo que sopla en estos momentos por el mundo espiritual no es ningún suspiro. El Benandante expuesto a lo más recio de la tormenta que ruge allí en la actualizad sufrirá unos efectos casi idénticos a los que padecen los fantasmas en las mismas circunstancias, y similares a los que sufriría una persona desguarnecida en medio de un ciclón. La tormenta infernal inhibe además la visibilidad para los "mirones". Los Benandanti que permanezcan en sus cuerpos mientras utilicen sus talismanes para ver (oír, oler) su entorno fantasmal sufrirán una limitación sensorial que empeorará en proporción directa a la fuerza de la tormenta que azote la zona.
Señales Cruzadas
Los Benandanti pueden ser motivo de gran confusión para los imbuidos. Como seres semidespertados cuya magia puede desvanecerse para siempre con la pérdida de sus talismanes, estos místicos pueden parecer perfectamente normales ante la Segunda Visión... siempre y cuando no utilicen un talismán o una espada de hinojo en ese momento.
Cuando un Benandante utilice su talismán de Ekstasis pleno para realizar un viaje Astral, surgirá la posibilidad de que los Imbuidos se sientan desconcertados. Al igual que el cuerpo de un Ermitaño que puede abandonar su cascarón mortal del mismo modo, el cuerpo de un Benandante en Ekstasis parece estar sumido en un coma. El místico no puede ser despertado de ninguna manera hasta que su forma astral vuelva a "casa"; no recibe ningún tipo de información sensorial de su cuerpo mientras dura la proyección. Por este motivo, el Benandante sensato solo elegirá la forma más segura de entrar en Ekstasis. El místico afortunado tendrá un aprendiz que vigile su cuerpo. Estas precauciones significan que no es probable que los cazadores vean a un Benandante en acción (lo que irónicamente, suele equivaler a inacción corporal). El imbuido que posea una Facultad postcognitiva como Indaga puede sondear el pasado, no obstante, y ver qué podría haber hecho un místico. Del mismo modo, el Ermitaño que utilice las Facultades de Alcanza o Trasciende podrá espiar el proceso de Ekstasis. Lo que verá cualquier cazador con Segunda Visión en este caso, es una forma inerte que da "mala espina" en el sentido sobrenatural. Nótese que la forma fantasmal de un Benandante suele resultar visible para los imbuidos (incluso para el Ermitaño que proyecta su consciencia), solo al entrar o salir del cuerpo del místico. Aparte de eso, el espíritu se encuentra literalmente en el reino de los muertos y elude la detección de los cazadores, mientras que el cuerpo inerte parecerá "extraño".
El místico que permanezca en su cuerpo y utilice su talismán para ver su entorno en el mundo de los fantasmas parecerá "raro" a la Segunda Visión mientras dure dicha actividad. De nuevo, los Benandanti inteligentes suelen buscar intimidad antes de iniciar sus rituales. El más allá está siendo sacudido en estos momentos por un cataclismo. Abundan en él todo tipo de peligros y varios espíritus pueden surcar las corrientes fantasmales. Por consiguiente, muchos místicos consultan el "parte atmosférico espiritual" carias veces al día para evitar... sorpresas.
Así mismo, antes de entrar en Ekstasis, todos los Benandanti inspeccionan el lugar en el que piensas reclinarse físicamente. Ningún místico querrá salir de su cuerpo y dejarlo en compañía de enemigos invisibles que podría haber detectado y eliminado. El uso de Ilumina o Contempla sobre un Benandante puede producir resultados que van desde percibir una persistente vaharada a muerte, hasta presenciar un halo de lo que parece luz negra que rodea al portador del talismán. Estas impresiones se recogen también cuando se emplea la Segunda Visión.
Por tanto Ilumina y Contempla indican que hay algo sobrenatural en el cuerpo del Benandante mientras se proyecta a las tierras de los muertos, asumiendo que los cazadores tengan acceso al cuerpo. Si la Segunda Visión detecta además objetos mágicos en tus partidas, el talismán de un Benandante dará "malas vibraciones". Por último, cualquier uso físico de una espada de hinojo provoca que tanto la espada como el usuario parezcan "extraños" ante la Segunda Visión. Evidentemente, si el Benandante armado con la espada se enfrenta a una aparición, tiene que estar utilizando su talismán para ver al fantasma y aparecerá "extraño" por el mero hecho de ver el mundo de ultratumba. Cuando viaje por el plano astral, la espada de hinojo del místico deberá estar cerca de su cuerpo para que pueda utilizarla en su forma astral.
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