01 - Primeras Raíces

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La Inquisición tal y como la conoce el mundo, comenzó en el siglo XVII. Sin embargo, sus raíces se remontan considerablemente hacia los primeros años de la era cristiana. Hay que tener en cuenta que los herejes los objetivos originales de la Inquisición no eran los herejes ni las brujas u otras criaturas sobrenaturales. La Inquisición o santo oficio, era un conjunto de tribunales eclesiásticos dedicados a erradicar la herejía, considerada entonces como una especie de comportamiento perverso, y asegurar la unidad doctrinal de la Cristiandad. Hasta el siglo IV, el imperio romano vio al cristianismo con diversos grados de antipatía y desconfianza.

El imperio permitía dentro de sus fronteras la práctica de ciertas religiones, y el cristianismo era una de ellas en virtud de su conexión con el judaísmo. Aunque el judaísmo era objeto de burlas, se permitía que existiese como la fe de los hebreos; como dijo Celso, la religión de los judíos puede ser muy peculiar pero al menos es la costumbre de sus padres. Pero finalmente, a medida que judaísmo se iba distanciando del cristianismo, y la nueva generación no podía ya alegar una tradición ancestral, perdió su posición de religión lícita. El cristianismo se convirtió en objeto de burla y desprecio, además de una persecución directa. Fue declarada una religión criminal, y sus Seguidores acosados, perseguidos, encarcelados y ejecutados. El crimen en sí era meramente nominal: uno podía ser arrestado simplemente por ser cristiano. No era necesario que hubiese cometido ningún crimen específico. Se creía que los cristianos amenazaban el orden social y el natural. Los críticos romanos de la fe temían que al negarse a honrar al emperador y a los dioses de roma, los cristianos provocaran plagas hambruna y otros desastres naturales, enfureciendo a loas espíritus tutelares del cielo con sus ofensas. Los cristianos fueron acusados también de practicar el canibalismo y el incesto, consecuencia fácil de una lectura errónea de la liturgia y la teología cristianas.

La época de los mártires acababa de comenzar. El cristianismo empezó esencialmente con un acto de martirio (la crucifixión, y el primer mártir oficial fue, san Esteban, en el año 35. Pero esto no fue sino el inicio de la verdadera persecución del cristianismo. Desde el gobierno de Nerón en el siglo I hasta el de Diocleciano a comienzos del IV, los cristianos fueron aleatoriamente acosados por la violencia organizada y por la persecución oficial. Esta fue su primera experiencia con el abuso de poder, la tortura y la criminalización de una creencia a escalas de masas. Aunque los cristianos se encontraban en el lado malo de los abusos, la máxima de que el niño víctima de abusos crece para convertirse en un padre abusivo es indudablemente cierta para una fe. Las cosas cambiaron en el siglo IV, cuando Constantino abrazó el cristianismo. Esta religión paso a convertirse en la oficial, y su futuro quedó bastante asegurado. Esta herencia implicaba que ciertas prácticas religiosas no sólo eran las predilectas del estado sino que también eran buenas para él. Los emperadores a partir de Teodosio II decretaron el exilio la confiscación de bienes e incluso la muerte para los herejes convictos. Un decreto del año 407 equiparaba la herejía a la traición.

El emperador de Bizancio Justiniano, intentando imponer una ortodoxia condenó a muerte a cerca de 100.000 personas por paganismo o herejía. Los primeros líderes religiosos, no obstante, se oponían en su mayo parte al uso de la fuerza contra la herejía, prefiriendo en su lugar medidas como la excomunión y el encarcelamiento ocasional. En los siglos próximos al cambio de milenio los castigos contra los herejes se hicieron severos, brutales incluso, pero la iglesia siguió sin tomar medidas concertadas para perseguir y castigar a los supuestos herejes. Gran parte de la persecución estuvo a cargo de líderes seglares. Ciertamente, las autoridades eclesiásticas tomaron algunas medidas punitivas, pero incluso durante el cuarto concilio de Letrán, el exilio y la confiscación de bienes siguieron siendo vistos como castigos adecuados para la herejía. Hasta entonces, los objetivos de la Inquisición habían sido siempre los herejes. Puesto que la tradición cristiana se oponía firmemente a la magia y temía la actividad de demonios por todas partes, no había mucha caza organizada. Sí, los ermitaños luchaban contra espíritus malignos en los bosques, la orden de san Miguel se enfrentaba en una guerra espiritual a las fuerzas infernales y el populacho era exhortado a evitar la magia pagana; pero todas eran actividades poco organizadas.

El Cuarto Concilio de Letrán 

El Cuarto concilio de Letrán, convocado en el año 1215, fue el primero en una serie de concilios a lo largo de la historia en un esfuerzo por resolver diversos problemas. Éste, convocado por Inocencio III para ‘la recuperación de Tierra santa y la reforma de la Iglesia’, es considerado el más grande de los concilios medievales, y establece las esencias del catolicismo medieval. Entre sus objetivos estaban la reconstrucción de la actitud pastoral y la extensión de la enseñanza de la fe entre los miembros de la iglesia, tanto del clero como laicos. Desgraciadamente, la ignorancia siguió prosperando en la iglesia, Otro resultado, más relevante para la Inquisición, fue que el concilio aseguró también la ayuda de las autoridades seglares al mantenimiento de la ortodoxia
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