Este corps d’élite, la “espada de Dios”, es la orden
más distinguida dentro de la Sociedad. Solo se accede
a ella por invitación, es comparable a una orden de caballería en el seno de la Inquisición. Sus miembros son,
en muchos sentidos, los Inquisidores ideales: leales sin
falta, esforzados, valientes y capaces. Los miembros
del Gladius Dei pueden formar parte de cualquier otro
Cenaculum, pero se les reúne para llevar a cabo las
misiones más peligrosas que planee la Sociedad.
Los miembros del Gladius Dei son seleccionados
uno a uno por el mismo Inquisidor general, y actúan
bajo su autoridad directa. Desgraciadamente la invitación a unirse al glorioso grupo es un martirio, pero sus
miembros son los Inquisidores más respetados y eficaces... si es que sobreviven.
El Gladius Dei admite a miembros de cualquier
secta o facción de la Sociedad, y ni siquiera les pide
que finalicen su relación con tales grupos.
No obstante, al unirse al Gladius Dei lo más frecuente es que las
conexiones con otros grupos se disuelvan, particularmente cuando tales conexiones pueden causar problemas: la lealtad es inevitablemente transferida de cualquier otra afiliación al Gladius Dei. Algunos miembros
del grupo actúan juntos en cenáculos (“fuerzas de ataque” sería querrá un término más apropiado), mientras
que otros operan en el seno de cenáculos ordinarios,
preparados para ser llamados al deber en cualquier
momento.
Los miembros del Gladius Dei son engreídos, incluso un tanto arrogantes, pero tienen un buen motivo: ningún auto-da-fe realizado por ellos ha fracasado
nunca.
Sus críticos se refieren a la orden como al “pequeño ejército de Dios”. Los más cínicos se preguntan
a veces si el Gladius Dei no será un simple bravucón
eclesiástico, escogiendo sólo los combates que sabe
que no pude perder. Algunos autos-da-fe que parecían
perfectos para el Gladius Dei han sido ignorados, dando algún crédito a estas críticas. Aunque hasta sus más
firmes detractores reconocen a regañadientes la eficacia de la orden, esta reputación carece de la prístina
cualidad que tuvo antaño.
Los miembros del Gladius Dei suelen lucir una insignia ceremonial: un alfiler de solapa de oro en forma
de espada, con la hoja hacia debajo de forma que a
distancia parece una simple cruz.
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