Estos Inquisidores siguen las enseñanzas de Alberto Magno, que se creía que la magia era maligna, pero
que debía ser aprendida para poder combatirla mejor.
Los miembros de la Fraternidad de Alberto, o Albertinos, sobresalen en las artes de la teurgia, y la han usado
con grandes resultados en su lucha contra lo sobren
tural. Aunque se les sigue llamando fraternidad, estuvieron entre las primeras sectas a la hora de admitir
libremente a mujeres en sus filas.
Sin embargo, no siempre se confía e los Albertinos.
Muchos Inquisidores siguen creyendo que la “magia
buena” es simplemente una ilusión que abre la puerta
a la magia negra.
Aunque, sorprendentemente, ningún
Inquisidor General ha proscrito expresamente la Teurgia. Algunos cínicos opinan que los Albertinos tiene
algún control sobre el Inquisidor General. No es raro
que éste designe a un Teurgo experimentado para formar parte de su consejo personal, algo que da crédito a
las acusaciones de los más cínicos.
Se pide a todos los miembros de la Fraternidad de
Alberto (y a cualquier otro Teurgo) que se registren en
el Oficio de Censor.
Aunque los Albertinos colaboran con sus camaradas Inquisidores, corren rumores de que la Fraternidad
tiene su propio Cenaculum privado para estudiar sus
artes. La mayoría de los Albertinos se ríen de esta idea.
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