Como en el caso del Gladius Dei, la entrada en el
Oficio Censor es ofrecida por el Inquisidor General.
Sin embargo, por lo común las nominaciones para candidatos llegan al Inquisidor General del Oficio mismo.
Es más, el oficio Censor está considerablemente más
organizado que el Gladius Dei.
El oficio está administrado por un Provincial, cuya
misión es atender a la organización y operaciones de
los censores, en lugar de a una provincia en concreto.
Algunos temen que los Inquisidores se estén haciendo
demasiado poderoso e independientes, y que incluso
intenten imponer sus ideas en la Sociedad.
El Oficio
de censor ha sido acusado con frecuencia de tener su
propia agenda privada, pero raramente adquieren tales
acusaciones un carácter público.
Cuando un Censor llega para investigar a un individuo o un Cenaculum, los investigadores pasan al
estado de Certiorari, se les permite continuar sus prácticas y operaciones habituales, incluso participar en
autos de fe, pero un representante del Oficio censor
debe acompañarles en todo momento. Es más, todos
los archivos del Cenaculum quedan abiertos para la
investigación, y el Cenaculum entero suele ser interrogado en busca de pruebas de sus faltas.
Aunque la Sociedad no condena la práctica de la
Teurgia, su empleo es muy discreto, pues el Oficio de
Censor pide que todos los practicantes de la misma
queden “registrados para futura referencia”. Negarse a
satisfacer esta petición no es algo criminal per se, pero
si una grave violación del protocolo y un acto de insubordinación, así como una invitación a investigaciones
más exhaustivas.
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