No encontrarás muchos soliloquios ansiosos sobre los
horrores de la condición vampírica en el Sabbat. No toleran los dramáticos lamentos sobre los amaneceres que han
perdido o los amantes apartados de ellos por la cruel mano
del destino. ¡A la mierda! ¡Ser un vampiro es como tener
la polla más grande de la ciudad! Si quieres enfrentar a los
cazadores contra monstruos sin remordimientos, los del
Sabbat son tus vampiros. Traen con ellos elementos de
religión, guerra eterna, paranoia y brutalidad, pero también oscuras vueltas de tuerca en temas como el deber, la
familia, la cooperación y el honor.
La mayor diferencia entre la Camarilla y el Sabbat desde
la perspectiva de un cazador es que los vampiros del Sabbat
rara vez viajan solos. Puede que en la Camarilla se fomenten las coteries, pero en el Sabbat las manadas son un requisito. Y son oponentes excelentes de grupos de cazadores
en razón a su número. A ojos de los mortales, las manadas
del Sabbat son fuerzas de la naturaleza. Siembran el caos,
se alimentan y asesinan de forma temeraria, y se empujan
unos a otros a nuevas cuotas de depravación.
En tiempos de
guerra, Abrazan con precipitación, arrojando a sus asustados y hambrientos Retoños contra una población desprevenida. Esto proporciona un gancho para múltiples cazadores:
perder a un ser querido a manos del brutal reclutamiento de
una Partida de Guerra o de sus sangrientas consecuencias, o
sobrevivir y ser testigos de la misma.
Usa al Sabbat cuando quieras aumentar el nivel de
monstruosidad y mandarlo todo a tomar por el culo. No
son Bestias para en bestias no convertirse. Son simplemente bestias rugiendo para que las dejen libres. Desde
brujas Tzimisce que han esculpido su carne hasta Lasombra que invocan tentáculos hechos de noche, desde asesinos en serie Toreador Antitribu que crean espectáculos
con sus víctimas hasta Sacerdotes de manada que abrazan
la libertad del asesinato; el Sabbat eleva el listón del terror en estado puro.
Sus muchos ritos oscuros y retorcidos
festivales requieren sangre mortal, montones de ella. Salvar a una ciudad pequeña o un barrio de ser cosechado
es una horrorosa tarea para cualquier grupo de cazadores.
Aún puedes contar muchas de las historias que contarías
con la Camarilla, sólo que no habrá negociación. Llegar
a un compromiso con un grupo de cazadores es un signo
de debilidad, uno que un Ductus o un Obispo no tendrán
oportunidad de explicar si son descubiertos por sus compañeros de la Espada de Caín. Los vampiros del Sabbat no son
incapaces de ser educados o encantadores para conseguir
lo que quieren, pero la distancia entre convencer a un cazador para que se marche y simplemente cortarle el cuello
es mínima. El Sabbat desprecia a los mortales por intentar
siquiera enfrentarse a ellos, y sus miembros no son tan considerados con la Mascarada en el calor del momento.
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