Cuenta la leyenda que los Baali fueron la primera Línea
de Sangre que se apartó de un Clan, un linaje
maculado y canceroso que ha sido una plaga
para la sociedad desde los tiempos de la
Segunda Ciudad. Respecto a qué Progenitor Abrazó tal linaje de Infernalistas,
nadie lo sabe con certeza. Algunos
creen que los Tzimisce fueron los
responsables debido a la larga asociación del Clan con el demonio llamado
Kupala. Los Tremere han difundido esta
historia, pero a la menor oportunidad
también culpan a Saulot; el pogromo
de los Pastores en contra de los Baali
apesta a sentimiento de culpa, dicen. Los Malkavian rechazan decir nada
al respecto.
La historia de los orígenes de
la Línea de Sangre se transmite de
forma oral de Sire a Chiquillo. Su
génesis está en una tribu sin nombre
en lo que después sería Tiro, una gente
que se aferraba a la atrocidad como
revelación y realizaba sacrificios sin
comprenderlos. Durante un rito alrededor del pozo de sacrificios antes
del amanecer, su orgiástica violencia quedó interrumpida por una
terrible figura perfilada contra
el Sol que rompía el horizonte
en rojo sangre. Asaltó a
la tribu, dejando su
carne retorcida en
obscenos patrones
y retorciendo sus
corazones hacia
el cielo para luego arrojar sus
mutilados cadáveres al pozo
antes de marcharse.
Tres
salieron a rastras al anochecer. Tomaron para sí el nombre
de su dios mortal, pues eran similares a él.
Cuando usaron su Sangre en los ritos de
invocación de los magos mortales
descubrieron que el Infierno les
respondía. Aún vierten sangre
como sacrificio, pero ahora es
la suya propia.
Dividida en facciones
siempre enfrentadas, esta Línea de Sangre fracturada no
sirve al demonio abrahámico
(sin lugar a dudas preceden
a esas creencias) pero parecen no estar de acuerdo
con respecto a quién sí
sirven. La última unidad
filosófica la vivieron con
el advenimiento del zoroastrismo, aferrándose
a la idea de la existencia
como una lucha entre
los poderes de la luz y la
oscuridad. Según ellos, al
ser los vampiros criaturas de
irrevocable oscuridad, ¿por
qué no deberían intentar
que ganara su bando? Otros
temen a los demonios, y
buscan mantenerlos adormecidos y encadenados en
el Infierno.
Y los hay aun
que buscan despertar a
esos Caídos para provocar el advenimiento del
fin del mundo. Con estos
fines, los Baali se ocultan
en la sociedad Cainita en
busca de favores y mostrando
sumisión, y en algunos aquelarres obediencia forzosa, a
varias potencias infernales. La
extensa jerarquía de demonios recibe el nombre de los Hijos,
los Señores del Abismo, los demonios insecto, los dioses
oscuros, etc. La mayoría de Baali admite que el mayor gozo
procede del servicio y de asumir la propia posición dentro de
la jerarquía de los que están en verdad Condenados.
Los Diablos son despreciados de forma universal y reciben la misma cálida bienvenida que sus hermanos mortales
infernalistas: la llameante pira de los herejes. Los Príncipes
convocan Cazas de Sangre ante el simple rumor de la presencia
de un aquelarre. Ningún Clan se corrompería por asociarse con
ellos, aunque muchos consideran la presencia de la Línea de
Sangre una distracción para sus propias estratagemas, y son
constantes los rumores de
que los Baali ayudan en las
guerras Tremere a cambio
de favores sin especificar.
Sobrenombre: Diablos.
Apariencia: Rechazados por todos, los Baali
deben mezclarse con su entorno y por ello usan las
modas mortales. Sus ropas
suelen ser de buena calidad
y sus Antiguos portan las
cicatrices de rituales sin
sentido, reliquias de carne
de sus años mortales pasados en la ignorancia.
Refugio: A los Baali
les encantan los lugares de
culto abandonados, donde
desacralizan los altares con
blasfemos rituales. Congregan cultos a la personalidad
a su alrededor y gradualmente
convierten a los mortales para que
adoren poderes oscuros y ancestrales.
Creación de personajes: Los Atributos Sociales son los primarios, seguidos de los
Mentales. Antes que nada los Baali son criaturas sociales. Sigilo es una Técnica grabada a fuego en todo Neonato
Baali. Los Conocimientos son muy comunes, en especial
Academicismo y Ocultismo, y Subterfugio es un Talento
muy valorado. La mayoría de los Baali sigue la Senda de los
Gritos, dentro del Camino del Pecado, pero algunos siguen
el Camino de los Reyes.
Disciplinas de Clan: Daimonion, Presencia, Ofuscación.
Debilidad: El Tormento en la Sangre de Caín rehúye
los símbolos religiosos, y los Baali son especialmente vulnerables. A menos que dichos símbolos religiosos hayan sido
abandonados durante más de cincuenta años, se considera
que cualquiera que enarbole un símbolo religioso contra
un Baali tiene un punto más de Fe Verdadera de los que en
realidad tenga.
Organización: Reducidos en número y fuerza tras dos
guerras santas contra los Salubri, y otra de menor entidad
contra los Assamitas, los Baali sigue esparciéndose por el
Levante mediterráneo y el reino de Jerusalén. Buscan no
llamar la atención, y se infiltran poco a poco en las ciudades
para Abrazar a quienes coquetean con las ciencias ocultas o se
vuelven hacia los dioses oscuros pese a la ira de los cruzados.
Una vez se han establecido en una ciudad, establecen un
aquelarre para adorar a cualquiera que sea la versión del poder
infernal que prefieran. Muchos aquelarres conocen un ritual
específico de Taumaturgia
Oscura, el Rito de Apostasía,
que corrompe la Maldición
de un Clan vampírico y da
acceso a la Disciplina Baali
de Daimonion. La facción
de Infernalistas Lasombra,
los Angellis Ater, son un
aquelarre formado de tales
conversos. Los Baali desean
poner a prueba el poder de
los Salubri, de los Assamitas
y de aquéllos de los suyos que
adoran señores infernales
rivales. Irónicamente, los
infernalistas mortales que
adoran a los Caídos encadenados a la tierra son sus
peores enemigos; los Baali
tienen cierta tendencia a
esclavizar demonios en vez
de servirlos.
Cita: "Estáis cerca de la verdad. Habéis pasado del corazón latiente a los órganos marchitos. Sois un demonio atado a
carne muerta, prácticamente libre de la prisión de la carne. Buscad a quienes pueden liberaros aún más."
Estereotipos
Lasombra: Sirven a la misma
oscuridad que nosotros. La mayoría
simplemente no lo admite.
Salubri: Cuando su Sangre aulló de rabia
por la destrucción de Saulot, la nuestra lo hizo de alegría.
Seamos todos felices.
Setitas: Nuestros intereses y prácticas se aúnan; deberíamos ser aliados, no enemigos. ¿No somos acaso ambos
serpientes de diferente piel?
Tremere: Al igual que nosotros, comercian con poderes antiguos y oscuros y blanden las magias del infierno.
Al contrario que nosotros, no son capaces de ver cuál es el
verdadero juego. Debemos educarlos.
Assamitas: Nos dan caza sin piedad, matando con
facilidad a quienes servimos y a quienes gobernamos. Los
Salubri son nuestros enemigos más ruidosos. Deberíamos
temer más a los silenciosos.
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