Para los Capadocios, la muerte es un misterio que debe ser
reverenciado, estudiado y, en última instancia, resuelto.
Algunos buscan sus respuestas en la disección y el estudio de
los cadáveres. Otros entran en comunión con los muertos o
usan las magias propias del Clan para explorar las profundidades del Inframundo. Los Capadocios son los guardianes del
saber y los historiadores de los Cainitas, y dominan la poderosa
Necromancia para ayudarlos en su búsqueda del dominio de
la no-vida.
El Fundador del Clan, Cappadocius, no parece estar muy
ansioso por compartir su historia
personal con su Clan, aunque
imparte libremente su sabiduría
a los Antiguos del Clan. Ésta incluye cualquier cosa que va desde
vagas instrucciones para buscar
los misterios de la muerte hasta
impartirles grandiosas visiones
apocalípticas y de utópicas ciudades subterráneas. Es habitual que los
miembros del Clan discutan estas visiones ya sea en textos eruditos o durante
sus reuniones regulares en Erciyes.
Uno de los bien guardados
Poderes de los Capadocios es la
Disciplina Necromancia. Pese a
que muchos Cainitas consideran
que practicar Necromancia es
desagradable o incluso inmoral,
se hace difícil negar su poder o
efectividad en las circunstancias correctas. A pesar
de que los Capadocios rara
vez buscan la notoriedad de
un principado, es habitual
encontrarse a uno de ellos actuando como senescal o consejero
(como Lord Camden, Chambelán de Londres)
de una autoridad política superior.
Sobrenombre: Necromantes, Ladrones de Tumbas.
Apariencia: Los Capadocios son un Clan cosmopolita y
se les puede encontrar desde Tierra Santa a los monasterios
de Irlanda. Suelen vestir de forma conservadora, pues muchos Necromantes pertenecían en vida a órdenes religiosas.
Cuando viajan entre los mortales, el Clan de
la Muerte se viste de manera que puedan
ocultar sus rasgos. Son comunes los velos
y las capas con capucha. Los miembros
del Clan más exagerados pueden portar
máscaras funerarias o mortajas.
Refugio: Como muchos eruditos, los Necromantes tienden a ser
prácticos en cuanto a alimentación
y alojamiento. Se alimentan cuando
surge la oportunidad y crean
refugios prácticos y seguros. Normalmente no son escrupulosos si
deben alimentarse de cadáveres
(o futuros cadáveres). Muchos necesitan un suministro constante de
cadáveres para la Necromancia, y
los Necromantes urbanos suelen adquirirlos de procuradores locales.
Trasfondo: Entre los Necromantes los místicos, poetas,
cenobitas y derviches son tan
comunes como los eruditos,
magos y cirujanos. Por norma,
los Capadocios no Abrazan por
capricho. Sin embargo, el Clan
es diverso y cosmopolita, y los
Necromantes proceden de todos
los estratos. Una mente curiosa
y cierta perspicacia para contemplar los misterios de la vida y la
muerte son más importantes que
la educación mortal, la profesión
o la influencia.
Creación de personajes: El
Clan de la Muerte tiene mucha estima por los Atributos
Mentales y los Conocimientos como Medicina u Ocultismo.
Normalmente, los Atributos Físicos van en segundo lugar, con
especial interés en las habilidades manuales o Resistencia.
Raro es el Capadocio con un Atributo Social alto, aunque
un Necromante taimado y manipulador podría sacar ventaja
del hecho de que la mayoría de los demás Cainitas no ven
a los Capadocios como rivales políticos.
Muchos Capadocios siguen el Camino del Cielo y
consideran la religiosidad y la moralidad como un medio
para alcanzar el conocimiento de Dios y así triunfar sobre
la muerte. Otros toman una aproximación más distante y
siguen el Camino de los Huesos.
Disciplinas de Clan: Auspex, Fortaleza, Necromancia.
Debilidad: La afinidad de los Capadocios con
la muerte ha quedado marcada indeleblemente
en sus rasgos. Todos ellos tienen un aspecto
ceniciento y cadavérico, y son incapaces de
fingir la apariencia de vida gastando Vitae
como otros vampiros. Esta condición se
vuelve más pronunciada a medida que
el vampiro envejece, haciendo que sus
Antiguos parezcan cuerpos momificados. Este lúgubre aspecto hace que
los Capadocios tengan un +2 a la
dificultad en cualquier tirada Social
que pudiera verse perjudicada por
una apariencia cadavérica.
Organización: Cada diez años se
convoca una gran reunión del Clan en
el monasterio de Erciyes, una antigua
ciudad construida por orden del propio
Cappadocius. Allí, los Necromantes
parlamentan unos con otros y examinan
las valiosas colecciones de conocimiento
Cainita que atesoran, incluyendo los
Fragmentos de Erciyes, la versión más
completa del Libro de Nod. Por supuesto,
no asisten todos los miembros, pues el
viaje es complicado. Esto lleva a la idea
que la proximidad física con Erciyes otorga
un favor adicional en los asuntos del Clan.
Los miembros del Clan también se reúnen informalmente
en las universidades mortales o intercambian correspondencia mediante largas epístolas unos con otros sobre asuntos
eruditos.
Cita: "¿Os incomodan mis métodos? No deberían.
Si queréis encontrar algo eterno, debéis estar preparados para enfrentaros a las crueldades de la muerte".
Estereotipos:
• Assamita: Pisa con cuidado. Aprende lo que puedas y
retuerce sus leyes para aplacarlos cuando debas.
• Seguidores de Set: No tienes nada que ofrecerme salvo
un cuchillo clavado en la espalda. Vete.
• Lasombra: Hay dos tipos de Lasombra. Uno
es un maestro de títeres sombríos que gobierna
mediante mentiras y argucias. El otro conoce
las verdaderas profundidades del Abismo y su
conocimiento es peligroso, seductor y poderoso.
No siempre es fácil diferenciarlos.
• Malkavian: Cuando me he aventurado en
las tierras del más allá, encontré a un grupo de
Muertos con garras terriblemente retorcidas
y ojos más negros que la noche. Se movían
al unísono y relataban en coro el oscuro
conocimiento del Abismo. No dudo que
esas viles criaturas no querían otra cosa
que mi fin. Y aun así los encuentro más
directos y útiles que intentar tratar con
un Malkavian.
• Nosferatu: ¿Qué tipo de Necromante sería si rechazara tratar con
cosas feas o apestosas?
• Toreador: Una calavera sonriente atesora más secretos que una
cara pintarrajeada.
• Tremere: Impresionantes, aunque no admirables.
• Ventrue: Se apresuran en recordarnos que son nuestros gloriosos
patronos y protectores, pero se demoran
en proporcionarnos protección cuando
más la necesitamos. Quizás debiera
haber un cambio.
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