Seguidores del vicio y la discordia, miembros
incomprendidos de una sociedad que no puede
comprender la potencia de la Bestia que les empuja, la compulsión del clan Ravnos hacia el
pecado despierta la desconfianza dondequiera que viajen sus miembros. Son conocidos
por muchos, bienvenidos por pocos y casi
nadie confía en ellos. Viajeros por necesidad,
corren de ciudad en ciudad, rara vez se toman
el tiempo para crear contactos o asentamientos
permanentes. Esto hace de los Ravnos
comerciantes ideales. Bienes, información, secretos, todo tiene su precio, y
estos vampiros itinerantes saben exactamente qué pedir a cambio.
El origen de los Ravnos está envuelto en misterio, incluso para los
mismos miembros del clan. Aquellos que residen ahora en Europa
trazan su linaje hasta una serie de
oleadas de inmigración desde las
tierras orientales más allá de Persia,
en fechas tan lejanas como los tiempos de
Alejandro Magno. Antes de eso, la historia
se desvanece en la leyenda. Aunque esas
oleadas iniciales de Ravnos se han fragmentado en varias jati (o castas) distintas, muy
dispersas por Europa, Africa y Oriente Medio, la mayoría están de acuerdo en que su fundador aún yace en esas
lejanas tierras orientales, quizá en la India, habiendo sido
desterrado allí después del Gran Diluvio.
En el último siglo, sin embargo, un goteo de Ravnos ha
llegado de esas mismas tierras lejanas, y cuentan una historia
completamente distinta sobre los antepasados del clan, difundiendo historias sobre un fundador que era, como muy poco, un
gran héroe, y quizá incluso un dios. Pero estos Ravnos se han
mostrado críticos en exceso con los miembros de más posición
de su clan, y hay muy poca información adicional. No está claro
qué parte de este relato es verdad, y cuál mito, como corresponde
a todos los relatos de un clan condenado como Charlatanes.
La debilidad del clan incomoda grandemente a los señores
de sangre alta de Europa. Cada Ravnos es un adicto al pecado, y
se acusa al clan como un todo de extender el caos en las tierras
por las que pasan. Pero muy necios son aquellos que confunden la
tendencia de los Ravnos a satisfacer los impulsos susurrados por
su Bestia con una incapacidad para mantener el autocontrol.
Un
príncipe presuntuoso podría estar tentado de expulsar a los Ravnos
de sus tierras, pero las historias de las consecuencias de hacer eso
son asunto de leyendas entre los Altos Clanes. El destierro sólo
sirve para acarrear la ira de la jati de la víctima sobre quienquiera
que fuera lo bastante pretencioso como para intentar tal hazaña.
En la mejor de las ocasiones, los Ravnos son una unidad inconexa, y desconfían unos de otros tanto como otros desconfían
de ellos. Los Ravnos orientales y occidentales se oponen con igual
vehemencia, y las filosofías a las que se adhiere cada una chocan
frecuentemente y hacen que se caldeen los ánimos. Dondequiera
que vayan, su (no inmerecida) reputación fraudulenta les precede.
Muchos Ravnos sobresalen en la superchería, y aquellos que tratan con ellos deben considerar si lo que están viendo
está presente de verdad, o es algún fantástico engaño.
No obstante, los vínculos de familia y casta proporcionan un sentido muy personal de seguridad para
los miembros del clan. Los Ravnos son prestos en
defender a miembros de su propia jati, y cuanto más
cercano sea el parentesco de sangre, más veloz será la
respuesta. Un relato aleccionador común entre los
senescales y azotes de Europa es sobre un
Ravnos que fue desterrado o castigado injustamente por un príncipe de sangre alta
(los detalles de quién y cuándo cambian
con cada repetición). Poco después, el
príncipe se halló abrumado por “peticiones” por parte de la familia de la
víctima: su sire, los otros chiquillos, su
progenie y demás. La guerra abierta no
es el estilo de los Ravnos, pero
pueden arruinar una ciudad
con igual facilidad corrompiéndola desde dentro.
Los dirigentes
deben sopesar cuidadosamente los riesgos
de un huésped Ravnos contra las leyendas de represalias por la expulsión.
Debido a su reputación, los Ravnos
a menudo adoptan una de dos estrategias
diferentes para sobrevivir y tener éxito en el
feudalismo Cainita. Muchos eligen hacerse
pasar por un miembro de otro clan. Aunque
la existencia en esa posición está llena de peligros, los beneficios
son muchos. De pocos más clanes se desconfía tanto como de los
Ravnos, y tomar el disfraz de un caballero andante Ventrue o un
de un trovador viajero Toreador deja libre al Charlatán para dedicarse a sus vicios en secreto. Puesto que el descubrimiento significa
represalias seguras, algunos vampiros pasan décadas o incluso siglos
construyendo una red de gente que sostenga sus falsas pretensiones. No obstante, otros rechazan esta aproximación, junto con la
idea de que cualquier Ravnos se vea obligado a esconder lo que
son. Actúan abiertamente como comerciantes, mensajeros, espías y mercenarios.
La peligrosa superchería del clan se hace manifiesta en
su disciplina de Quimerismo. Este arte, que pocos extraños
comprenden, permite al Ravnos conjurar ilusiones grandes y pequeñas y deformar las percepciones tal como un
artista haría con arcilla. Sin embargo, el uso de Quimerismo acarrea sus propios peligros, y entre las jati
se transmiten cuentos de Charlatanes que se han
engañado a sí mismos.
Remoquete: Charlatanes
Apariencia: Aquellos Ravnos que no esconden sus lazos de clan con frecuencia se visten
a propósito de una forma que subraye su naturaleza exótica. Su atuendo tiene orígenes mediterráneos o indios, y su ropa incluye raros tejidos
y tintes del Oriente. En los ropajes de este clan
figuran destacadamente brillantes morados,
azules y dorados, y los patrones son holgados y
menos restrictivos que aquellos de la nobleza
europea. Aquellos que se disfrazan como algún
otro, ya sea brevemente o durante un período
de años, visten como corresponda a su papel.
Refugio y presas: La reputación de los Ravnos de pecado y juerga no es del todo inmerecida, y se les encuentra a menudo en lugares donde
hay oportunidades para la corrupción y el placer.
Debido a que son principalmente viajeros, muchos buscan ciudades donde haya un mercado
grande para refugiarse allí durante su estancia.
Las ciudades portuarias sirven especialmente
bien para este propósito, aunque también
se puede encontrar a los Ravnos tierra
adentro en menor número. Las
ciudades grandes también les
permiten desaparecer rápidamente si su presencia fuera de
súbito indeseable para el príncipe local. Pueden alimentarse de miembros de su familia
mortal cuando viajan, pero cuando está disponible una base más grande de presas, dentro
de pueblos y ciudades, aquellos de las clases
bajas sirven igualmente.
El Abrazo: Aunque un buen número de Ravnos son Abrazados debido a su
éxito en la vida, la elección varía de
sire a sire sobre qué cualidades harían
un buen chiquillo. Muchos buscan
mortales como un buen sentido del
engaño y el deseo de viajar, pero otros
buscan a aquellos que fueron particularmente virtuosos en vida, creyendo
que una persona nunca puede conocer
la virtud hasta que hayan experimentado de verdad el pecado. Algunos de
Oriente desean mantener la pura la
línea de sangre, pero en Europa se han Abrazado dentro del clan
a mortales de todo origen.
Creación de personaje: Los Ravnos deben o ser capaces
de convencer a los señores de su sinceridad o engañarles para que caigan en una falsa confianza, así
que los Atributos Sociales suelen ser primarios.
Se Abraza a vagabundos de todas clase, y los
buenos conceptos pueden variar desde músicos
errantes a señores gremiales locales buscando
expandir su territorio. Los Talentos son a menudo primarios. Los Trasfondos típicos incluyen Aliados y Mentor (miembros de la jati), así
como Contactos y Recursos (comerciantes y
sus mercancías). De acuerdo con muchos rumores, todos los Ravnos siguen el Camino del
Pecado, pero existen, de hecho, muchos otros
senderos, muy en especial el Camino de la
Humanidad. Se dice que los más tradicionales y peligrosos de los Charlatanes siguen
una fe propia, llamada el Camino de la
Paradoja.
Disciplinas de Clan: Animalismo, Quimerismo, Fortaleza
Debilidades: La Bestia de los
Ravnos es un monstruo seductor, no
el hambre sin mente de otros vampiros.
Aunque los Ravnos siguen estando sujetos al
frenesí y al Rötschreck, la Bestia también les empuja a pecados más refinados. Todo Ravnos es
un adicto a algún tipo de pecado o vicio, elegido durante la creación del personaje. Orgullo,
avaricia, lujuria, robo o cualquier otro impulso
de usar y explotar a otros son comunes. Cuando el personaje está en una posición de satisfacer su vicio, lo hará a menos que el personaje
tenga éxito en una tirada de Autocontrol o
Instinto (dificultad 6). Incluso si la tirada tiene
el éxito, el personaje siente el impulso y puede
incluso oír a la bestia susurrando en su cabeza.
Organización: Como errantes, los Ravnos tienen poco tiempo para desarrollar contactos o dominios sólidos. Su estructura, como
su sociedad, es fluida y poco”convencional.
La única regla que es sagrada entre los Ravnos
es “Protege a la Familia”, una directiva que se
presencia de forma más común por medio de las
acciones de las diversas jati. Estas jati funcionan
como una especie de familia extensa para los
Ravnos. Los miembros suelen estar unidos por la
sangre, no importa cuán lejanamente, y a menudo
se adhieren a filosofías similares. Además, se ofrecen de buen grado protección y ayuda mutuas,
ayudando a otros miembros de la jati en asuntos
como viajes e intercambio de información.
Cita: Vamos, mi señor, esta daga de exquisita factura debe valer al menos 20 dracmas para
vos... Después de todo detestaría que la encontrarais clavada en vuestra espalda
si la vendiera a vuestro hermano calle
abajo. ¿Qué? ¿No sabíais que él tenía
la intención de alzarse contra vos? Las
cosas que se ollen en mi línea de negocio...
Estereotipos:
• Los Altos Clanes: Es una pena que siempre estén
echándonos de sus dominios. Podríamos demostrarles que
somos muy valiosos si solamente aprendieran a confiar en
lo que ofrecemos. Acabarán por darse cuenta de que las
ilusiones que construyen en torno a ellos son mucho mayores que cualquier cosa que podamos proporcionarles.
• Los Bajos Clanes: Esta separación entre Altos y Bajos nos parece una diferencia nimia, pues todos han de ser
observados con igual impunidad, y los últimos ciertamente
no confían más en nosotros que los primeros.
• Gangrel: Nos odian con una furia consecuencia del
tiempo que pasaron en Oriente. Guárdate su cólera, pero
gracias a Caín se les engaña fácilmente.
• Toreador: Nos desdeñan en público como cualquier
otro clan, pero quédate a solas con uno, y rápidamente
se vuelve codicioso de lo que tenemos para ofrecerle. Un
buen secreto cortesano y un rollo de seda pueden sobornar
a los mejores de entre ellos.
• Ventrue: Algunos entre nosotros hablan en susurros
de tratos furtivos con los Normandos y su príncipe, pero no
te engañes pensando que los Caudillos serán más tolerantes con nosotros que cualquier otro clan.
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