Si algún clan fuese reconocido por su perverso sentido del humor, sería el
Ravnos. Son embaucadores de primer orden, tejiendo ilusiones y mentiras en
elaborados planes para separar a los tontos de cualquier cosa que deseen
los Ravnos... ya sea riqueza, sangre o incluso la libertad de sus víctimas.
Como Mefistófeles, o el Viejo Bribón, los Vástagos usan sus trucos
con cualquiera con el que se topen, sea humano o vampiro, y ay
de quien no pueda pagar los costes ocultos.
Aunque muchos Ravnos se ven como grandes embaucadores, los generalmente benévolos trucos de Cuervo y Coyote no son del todo su estilo. En su lugar, recurren a una
tradición de ilusión y engaño heredada de los rakshasas y
ghuls del Lejano y Medio Oriente. Tratar o negociar con un
Ravnos es muy peligroso. Y estos demonios llevan mucho
tiempo dedicados a los trapicheos.
Los Ravnos son nómadas de corazón y no se preocupan mucho por conseguir refugios pemanentes o posiciones de poder en una ciudad. Incluso los que han escogido
una ciudad determinada tienden a establecerse y abandonar los refugios según su humor. Tomando el cubil que les
apetezca, haciendo lo que les dé la gana y marchándose en
cuanto se aburran.
Sus hábitos irritan a los príncipes de
todo el mundo, resentidos por la falta de respeto de los Ravnos a la Tradición de la Hospitalidad. Pero pocos castigan a
los infractores, pues saben que al hacerlo atraerían la hostilidad
de todo el clan.
Aunque tienen profundos lazos con los gitanos, pocos Ravnos disfrutan de
la hospitalidad de sus parientes mortales. Quizá los gitanos conozcan demasiado
bien la naturaleza de estos vampiros, y sean reacios a ofrecer su amistad a los no-muertos. Quizá los propios Ravnos alejan a sus familias mortales mediante sus
peligrosos trucos. Sea cual sea el motivo, un Ravnos no suele tener aliados a los
que recurrir con regularidad. Su encanto puede conseguirle compañeros temporales, y la lealtad de clan puede atraer la ayuda de algunos otros Ravnos en caso de
necesidad, pero en última instancia sigue un camino solitario.
Naturalmente, los príncipes de muchas ciudades son contrarios a dejar libertad de acción a estos embaucadores en sus ciudades. Los Ravnos tienen un rígido,
aunque excéntrico, código de honor, pero es raro que su concepto del mismo coincida con el de otros Vástagos. Un Ravnos puede romper su palabra cuando quiera,
e menos que se haya escupido en la palma de la mano y estrechado la de la otra parte
en un trato.
Defenderá a ultranza su “buen nombre”... dependiendo de lo que considere
una calumnia. Y por lo general acudirá en defensa de un compañero de clan, y viceversa.
Los Ravnos pueden aprovecharse unos de otros, pero lo consideran su privilegio, negado a
los ajenos al clan.
Quizá lo más preocupante de los Ravnos sea que, como clan, se las arreglaron para sobrevivir
durante siglos en Asia, donde muchos Vástagos son perseguidos y devorados por los despiadados Catayanos. Ningún otro vampiro sabe cómo lo consiguieron... pero está apareciendo una posible explicación.
Hay rumores de ancianos que despiertan, sacudiéndose la tierra de milenios y llevando el caos a las cortes
Cainitas. Estos ancianos Ravnos (si los rumores son correctos) han demostrado aterradores poderes místicos,
incluyendo un talento para proyectar ilusiones tan poderosas que pueden afectar al mundo físico. Sólo el
tiempo puede decir el efecto que tendrá en la Yihad el despertar de estos “reyes demonio”.
Apodo: Mentirosos.
Secta: Los Ravnos van allí donde les place y tratan con que quieren, y al diablo con las sectas. Los antiguos
del clan, particularmente los establecidos en la India, se burlan de la Camarilla y el Sabbat como clubes sociales
en el mejor de los casos, instituciones huecas donde los vampiros pueden reunirse y confirmarse unos a otros que
están en lo más alto de la cadena alimenticia. Los más jóvenes
se limitan a rechazar la idea de darle a cualquier extraño aunque
sea una mínima fracción de autoridad sobre ellos. Muchos Ravnos ven las promesas de libertad del Sabbat y de protección de
la Camarilla como simples cebos, y las rechazan educadamente
(o no tan educadamente).
Apariencia: Muchos jóvenes Ravnos occidentales son
de ascendencia gitana, por lo general morenos y de pelo y ojos
oscuros. Los de rasgos asiáticos, africano o nórdicos son raros,
y todavía más los que no tienen rastro de sangre gitana. De
hecho, los Ravnos europeos no Abrazan a ningún gorgio (no
gitano).
La mitad oriental del clan es sobre todo de sangre india,
aunque sus miembros han Abrazado a hombres y mujeres prometedores de otras etnias. Como sus primos occidentales, prefieren las ropas coloridas y llamativas, y disfrutan practicando
su atractivo con los mortales.
Refugio: Los Ravnos son nómadas por naturaleza; incluso
los orientales se sienten embargados por las ansias de vagabundear de vez en cuando. Los miembros del clan suelen viajar en
furgonetas o remolques, estableciéndose donde pueden. Los que
tienen parientes mortales, sobre todo los gitanos permanecen
con sus familias durante un tiempo. Pero cuando los Vástagos
locales empiezan a mostrarse curiosos, los Ravnos vuelven al
camino.
Trasfondo: Estos vampiros nómadas Abrazan a pocos chiquillos, a pesar de sus lazos con la humanidad. No obstante los
miembros más jóvenes del clan hacen menos discriminaciones
al respecto, y las últimas generaciones han visto Ravnos de todas las razas y culturas. Por lo general, los neonatos Ravnos sin
rastro de sangre india o gitana que demostraron en vida gran
talento para el engaño y los trapicheos. El diablo tiene buen ojo
para los suyos.
Creación del personaje: Los Ravnos suelen tener
conceptos nómadas, y sus Conductas cambian según
requiera la situación. Tienden a los Atributos Sociales
como categoría primaria. Así como los Talentos. Muchos tienen una puntuación elevada en Recursos, ya
sea en forma de tesoros ancestrales o como mercancías y obras de arte mal adquiridas.
Disciplinas del clan: Animalismo,
Fortaleza, Quimerismo.
Debilidades: Los Ravnos se han entregado tanto a sus vicios particulares que
se han vuelto adictos a ellos. Cada Ravnos
tiene una debilidad por algún tipo de truco,
engaño o fullería, ya sea el robo, el juego, la
mentira, el chantaje o incluso el asesinato
bien urdido. Cuando se presenta la oportunidad, el Ravnos debe pasar una tirada de
Autocontrol a dificultad 6 para no caer en la tentación.
Organización: Los Ravnos no se fían de nadie, ni siquiera de sus compañeros de clan, pero pueden colaborar si es necesario contra un enemigo exterior. Suelen ofrecer grandiosas
muestras de lealtad familiar, aunque nadie espera gran cosa de
estos votos.
Pero los antiguos recientemente despertados están empezando a ponerse en contacto con Ravnos de todos los continentes. Aunque la caótica estructura del clan no ha sufrido
todavía ningún cambio, es sólo cuestión de tiempo antes de que
la voluntad de los ancianos se manifieste a través de los Ravnos
más jóvenes.
Linajes: Los Ravnos están divididos en líneas familiares,
imitando a los linajes de sus parientes gitanos. Entre las familias
están los Phuri Dae, que suelen concentrarse en Auspex en lugar
de Fortaleza; los Urmen, que afirman que su sangre es la més
extraña de todas y se centran en el Quimerismo, y los Vritra y
Kalderash, de los que se dice que tienen oscuros pactos con los
letales Catayanos.
Cita: Si yo hubiese robado el sol no se lo habría dado a los
humanos para que estuviesen calientes. Lo habría sumergido
en el mar y hubiera empezado a comprar sus almas a cambio
de fuego.
Estereotipos:
• Assamitas: Se han convertido en ghuls todavía
peores que antes. Lo único bueno de ellos es que ahora
los demás clanes les odian y temen tanto que es fácil poner una buena cantidad de cuerpos fríos entre tú y esos
devoradores.
• Brujah: Adelante y deja que armen follón en sus
jaulas. Si doblan los barrotes, les seguiremos fuera... y si
aparece el guardia del zoo, ellos serán los primeros en caer.
• Gangrel: Nuestros primos pobres, si eso es posible.
Hacen agujeros en el barro y arrastran sus sucios culos
hasta la ciudad sólo cuando silba la Camarilla. Perros falderos asilvestrados... ¿quién quiere una mascota así?.
• Giovanni: Familia y clan, lo mismo que nosotros.
Déjales espacio, y puede que ellos hagan lo mismo. Si no,
al infierno con ellos. Estarán mejor allí, de todas formas.
• Lasombra: Parecen bastante blandos, pero son
unos bastardos de lo más duro, te lo puedo asegurar. No
son el niño nuevo del bloque, ni juegan a cosas de niños.
(Encogimiento de hombros.) Hay que respetar eso.
• Malkavian: Ven demasiado y solo se tragan sus propias ilusiones. No me gustan, no me gustan ni un poquito.
• Nosferatu: Sus ojos y oídos son demasiado agudos
para su propio bien. Sería una pena que les... ocurriese
algo a esos reptantes de las catacumbas.
• Seguidores de Set: ¿De qué está tan asustado todo
el mundo? Ni siquiera un trato con el Diablo es malo si
lees la letra pequeña. Las serpientes no pueden envenenarme, y no tengo alma que perder. Pero si todo el mundo
pensase como yo, no sería “cliente predilecto”. Así que
deja que tiemblen.
• Toreador: Camisas de poeta, vino y rosas, chaquetas de cuero, tatuajes artísticos... Mátame si alguna vez
empiezo a actuar como uno de esos nenazas.
• Tremere: Nuestros compañeros en la hechicería,
que conjuran en nuestras sombras. Por supuesto, no tienen ni la mitad de nuestro estilo... el fuego fantasmal de
mi primo me asustaría mucho más que las torpes pirotecnias de un Brujo.
• Tzimisce: hay algunas impurezas en la sangre de
esos cabrones. Creo que a Caín le gustó un monstruo
hace algún tiempo, y ellos son el resultado.
• Ventrue: Inclínate si debes hacerlo, ruega si es necesario, y rájales la garganta si puedes.
• Caitiff: Como los tontos, nace uno cada minuto.
• Camarilla: Todo lo que necesitamos, empaquetado
como un regalo de Navidad.
• Sabbat: dicen adorar su existencia, pero entonces me
sorprende el autoaborrecimiento que revelan sus actos.
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