Puede que exista, o puede que no, una tercera casta de Salubri que se hacen llamar "vigilantes". No están considerados en muy alta estima por sus hermanos de sangre. Mientras que los usos y habilidades de curanderos y guerreros se conocen relativamente bien, apenas nada se sabe de estos vigilantes, salvo por los retazos que ha podrido reunir y aquí presento. Los Salubri siempre han sido muy solitarios.
Desde los días de Enoch han preferido la soledad y el camino despejado a la compañía de otro, salvo cuando hablamos de guerreros sedientos de sangre, o de sires educando a sus jóvenes. En el pasado solían reunirse de vez en cuando, pero no lo han vuelto a hacer en gran número desde que empezó la persecución de los Tremere. Temen que una reunión de Salubri fuese presa fácil para los Usurpadores, por lo que se dispersan a los cuatro vientos. Cuando uno de ellos tiene la mala suerte de ser capturado, no puede traicionar a sus compañeros de clan si no saben dónde están, ni siquiera intencionadamente. ¡Y el tercer ojo! La teoría más popular, parece girar alrededor de la idea de que el ojo se centra en la Disciplina de Valeren, con lo que estoy de acuerdo hasta cierto punto. Guerreros y curanderos por igual portan el ojo, mientras que lo he visto muy pocas veces en los escasos autoproclamados "vigilantes" que he conocido. Tanto los guerreros como los curanderos practican Valeren de un modo u otro, mientras que los vigilantes saben de ella pero rara vez la utilizan. Todos se muestran de acuerdo en que el ojo aparece una vez se ha progresado más allá de lo elemental en Valeren, no antes y esto sirve para aceptar las hipótesis que los relacionan. es más, muchos usos de Valeren a menudo hacen que el ojo se abra, antes o después, y proyecte una luz. He llegado a ver a un guerrero utilizar un poder en concreto que hacía brotar de su ojo una luz rojo incandescente que me llenó de pavor. Por el contrario, una vez vi a un anciano curandero crear una barrera para proteger sus pertenencias y cómo su ojos las bañaba con una tenue luz dorada en el proceso.
Sin embargo, la pregunta sigue sin respuesta. ¿Cómo se convirtió este ojo en la marca de una línea de sangre? Ya existían dones curativos entre los Salubri mucho antes de que Saulot viajase al este y las habilidades de los guerreros fueron creadas por Samiel y los suyos por su propia voluntad, sin intervención del fundador de su clan. Algunos creen que hay poderes (si no aquí, en el este) que eran más pródigos en el uso del tercer ojo. Se rumorea que los maestros de tales poderes pueden ver el mundo de los espíritus; o mirar en el alma tanto de hombres como de Cainitas. La mayoría de aquellos a los que he preguntado coinciden en que si alguna vez existieron tales poderes, ahora se encuentran lejos del alcance de cualquier Salubri que camine sobre la Tierra y que los ancianos que podrían saber algo han vuelto sin duda a las cenizas. Hay, desde luego, algo de perturbador en la mirada del tercer ojo, algo que habla de otro mundo, y podría entenderlo si algunos temiesen que fuese un portal por el que acechara algo sobrenatural. Por otro lado, uno de mis invitados alivió una vez una horrenda pesadilla que sufrí diciéndome que mirara a su tercer ojo; lo que vi fue lleno de paz y dulzura.
Un antiguo guerrero que viajaba con dos más jóvenes me contó una historia que había escuchado de su sire, según la cual el ojo sería una marca sobre Saulot por algo que hizo en el este. Me dijo que había sabido por medio de nómadas y otros habían visitado países más allá de Tierra Santa que se podía ver a menudo un tercer ojo en las frentes de algunos de aquellos dioses, como marca de grandeza. Es una historia interesante, desde luego, pero no cuenta qué hazañas realizó Saulot para ganarse tal marca. Es más, con todo lo noble que Saulot haya sido, dudo que se le considerase una deidad ni nada por el estilo. Llegado a este punto, debo pedir disculpas por poner a prueba la paciencia del lector. Tan sólo puedo decir que parece ser el uso de Valeren lo que hace que el ojo se abra, y que los hijos de Saulot desconocen el último propósito de tal apéndice. Se diría que aquellos que mejor sabrían decirme lo que quiero saber están lejos de mi alcance.
0 comentarios:
Publicar un comentario