Alejandrinos

Los Alejandrinos constituyen una de las dos jati más antiguas del mundo Occidental y la más grande de ellas. Puede que se trate también del linaje que más ha viajado y del más ecléctico. El corazón de su poder reside en la ciudad egipcia de Alejandría, pero según ellos mismos dicen, sus miembros se reparten a lo ancho y a lo largo de África, Europa y Oriente Medio. A decir verdad, atesoran ciertas inquietantes historias sobre civilizaciones perdidas en el sur del gran desierto del Sahara y sus mayores recuerdan a los faraones de Egipto anteriores a Ptolomeo.

Los Alejandrinos no son hospitalarios con los recién llegados y se muestran fríos en el mejor de los casos. Un caso concreto de discordia lo constituye el hecho de que los Ravnos Alejandrinos viajan acompañados de Cíngaros mortales, lo que da un falso testimonio de los rumores que sitúan el origen de Roma en Egipto. Los Ravnos orientales consideran esto como meterse en asuntos ajenos y reaccionan mal. De hecho, ya se han despertado algunos odios debido a esta situación.

A los Alejandrinos les gusta guardar las buenas maneras y pocas veces dan la imagen de vagabundos que se han ganado recientemente en otros clanes. Principalmente, los ancianos enseñan sus raíces Egipcias, y pocos ancillas o neonatos siguen el ejemplo. Ramessu se niega a describir a su señor. Invoca la antigüedad de los faraones y los dioses e insiste en utilizar un protocolo desfasado en sus tratos con otros. No gobierna sobre los Alejandrinos, pero cuando habla le escuchan y la mayoría sigue su consejo. Se puede afirmar que en este dominio el mundo adopta un barniza ancestral (gobierna desde una sala que supera cualquier descripción de las cortes faraónicas: los ropajes dorados y la joyería esmaltada lo recubren todo y a todos). Las paredes exhiben la escritura común de las ruinas egipcias, sólo que los jeroglíficos se mueven. Creo que si me hubiera quedado contemplándolos el tiempo suficiente, habría visto pasar ante mis ojos una o más historias. Por esta misma razón, me parecieron una terrible distracción durante mi estancia.