Después de todo, no se puede patear a un perro para siempre, ya que acabará mordiéndote. Por estas razones, los Caitiff se encuentran entre los defensores más numerosos y fervientes de la causa anarquista de nuestras noches. No siempre fue así, aunque los Caitiff se han vuelto más frecuentes en las Últimas Noches. De hecho, una gran parte de la culpa de la situación actual del movimiento anarquista la tienen ellos (no de forma directa, aunque su terrible destino parece estar arrastrando al resto de la secta).
Muchos Caitiff acaban aceptando esta situación, por lo que suelen marcarse el objetivo de demostrar su valor en la lucha contra los retorcidos antiguos y sus corruptos lacayos. Debido a que su “clan” es un crisol de Vástagos de linajes indeterminados, carecen de características unificadoras aparte de su falta de decoro. Los Caitiff han alimentado las filas de los anarquistas con algunos de los mejores estrategas, los soldados más valientes, los diplomáticos más elocuentes y los exploradores más inteligentes.
La ausencia de características comunes hace que sean difíciles de derrotar, ya que pueden hacerse pasar por miembros de cualquier clan sin sufrir sus limitaciones. Expertos en cualquier Disciplina, los Caitiff son los anarquistas par excellence. Son jóvenes, adaptables y dispuestos a tratar con la oposición. Pero a pesar de todo, donde los Caitiff fracasan es en su incapacidad para entender la sociedad Cainita. Resulta una buena idea enseñar una lección a esa arpía Toreador, pero cuando desconoces las reglas del Elíseo, difícilmente se te presentará la oportunidad. Nadie puede elegir su propio Abrazo (el único crimen de los Caitiff es que no han podido aclimatarse).
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