Nos muestra la verdad de nuestro entorno. La naturaleza está llena de una realidad salvaje, y la noche no es diferente. La Camarilla teme la respuesta de la humanidad, pero ya han demostrado no ser vampiros dignos. Si no podemos vencer mediante crueldad y arrancar un precio en sangre por cazarnos, hemos fallado a la Bestia. Somos indignos de ella. Todos los Gangrel hacemos lo mismo: cazamos. Para el Sabbat: cazamos enemigos, perseguimos traidores y acosamos víctimas en los oscuros espacios entre ciudades. El Sabbat nos deja hacerlo hasta el límite de nuestras habilidades. No vestimos una sonrisa humana ni nos emperifollamos para tomar el té. Nuestros extraños rasgos hacen difícil beber sangre de forma educada. Dejamos eso para los Clanes que disfrutan de esa clase de cosas. Si algo nos amenaza, lo matamos. Puede ser una muerte lenta y tranquila o una desagradable en la que la pared termina más llena de sangre que nuestra boca, pero inevitablemente termina con alguien que no volverá la noche siguiente. En la oscuridad de una carretera solitaria, la diferencia entre Gangrel y Antitribu es difícil de determinar.
A los Gangrel Rurales les encanta poner trampas para atraer a su presa. Un motel a kilómetros de la ciudad. Un restaurante de carretera donde nadie está comiendo. La humanidad ha suprimido sus instintos básicos durante tanto tiempo que es muy fácil meterlos en tu salón antes de cerrar la puerta. Creen que pueden protegerse con smartphones, GPS y puntuaciones en Yelp. No se dan cuenta lo difícil que es marcar 911 cuando un Gangrel ya se ha comido sus dedos. Las ciudades no carecen de lugares oscuros; mira las viejas fábricas, los centros comerciales abandonados y los edificios desmantelados y verás los ojos brillantes de nuestras manadas. Hemos sabido cuán pequeña era la luz arrojada por los fuegos de la civilización desde que llegamos a Grecia. Adaptamos nuestra apariencia para que encaje con nuestro entorno como cualquier otro depredador precavido. Mientras los Gangrel que yerran entre los desechos comienzan a parecerse a lobos y águilas cada vez que se abandonan a la Bestia, los de nidos urbanos se parecen más a ratas y arañas.
Nuestra apariencia monstruosa es sólo una herramienta evolutiva más. Los segundos que la presa gasta preguntándose qué cojones es esa cosa son segundos que usamos para acercarnos y matar. No te confundas; si has enfadado a un Gangrel, tus noches están contadas. Nuestros primos de la Camarilla pueden llevar una correa, pero si se escapan de ella, pueden ser igual de feroces. Son los otros únicos Vástagos a los que podemos respetar como depredadores. Todos los demás vampiros son depredadores o presas. Los depredadores deben ser evitados cuando tienen constancia de ti y eliminados si tienes ventaja. Las presas deben ser consumidas. Puedes jugar con ellas si quieres, pero siempre sé decidido cuando llegue el momento de ponerle fin. Los otros Gangrel aún comprenden esto, aunque hayan decidido permanecer con quienes les deniegan su amor por la Bestia.
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