Antes que nada, no hay nada parecido a un Giovanni Antitribu. Me duelen los oídos sólo de decirlo. Siempre
habrá quienes estén disgustados con lo que les ha tocado y lloriqueen por ello. Se quejarán a cualquiera que les
escuche, asegurarán que van a abandonar a la familia y tendrán una pataleta o dos para demostrar la seriedad de
sus afirmaciones. Una de dos: o se les dan unos pocos años para calmarse y disculparse o se les invita a un encuentro para enfriar los ánimos y no vuelven a causar problemas a nadie. Es duro combatir a la Sangre. Ir contra
el Clan significa ir contra la familia y no hay mucha gente que pueda hacerlo. Aún menos que puedan hacerlo
durante mucho tiempo.
Por supuesto, que no nos hayamos inscrito en el Sabbat no quiere decir que no podamos hacer negocios. Ellos
saben que tratamos con la Camarilla, y lo mismo pasa con la Camarilla. No hay vampiro que no tenga que hacer
cosas malas para mantenerse en pie noche tras noche.
Hasta los que tratan de ser quisquillosos con cómo se
alimentan aún tienen que beber sangre de alguien. Al menos, el Sabbat pone su naturaleza monstruosa sobre la
mesa, lo que hace más fácil actuar como si los respetásemos. Demasiados Vástagos de la Camarilla nos llaman
Necromantes y nos miran de esa forma, aunque fueran ellos los que hicieron la Promesa en 1528.
Sí, hay muchos entre los nuestros que afirman que no quieren tratar con el Sabbat. Bien por ellos. Son los que
podemos presentar a la Camarilla cada vez que se molestan al descubrir uno de nuestros arreglos. Entre tú y
yo, los Giovanni que se enfurruñan por no querer meterse en la cama con el Sabbat son los mismos que hacen
multitud de tratos con ellos de todas formas, gracias a intermediarios de la familia que no tienen problemas en
hablar con los líderes de las manadas locales. Muchos han construido sus carreras vendiendo armas a las manadas Sabbat que buscaban destrozar el Elíseo de alguien o deslizando la localización del nuevo refugio del Príncipe
bajo la puerta correcta.
Hay una razón por la que no nos importa ser vistos hablando con el Sabbat. Son geniales chivos expiatorios. Los
tratos salen mal, las operaciones se tuercen y a veces alguien tiene que caer. Cualquiera de la Sangre sabe que
podría tener que cumplir una condena o desayunar en una azotea para proteger nuestros intereses, pero muchas
veces simplemente señalamos al Sabbat y todo el mundo hace la vista gorda. El Sabbat también lo espera. Probablemente ellos hicieron lo mismo en alguna otra parte y se dieron cuenta de que, si alguien busca pelea, ellos
tienen para repartir.
Hay una gran y clara razón para meterse en la cama con el Sabbat: aportan un buen número de bajas. Las ciudades que luchan por conquistar tienen gran cantidad de muertos y en las que controlan no hay mucha diferencia.
Los muertos significan fantasmas, y los fantasmas gran cantidad de almas frescas para los intereses de nuestra
familia. No importa que el Clan los use de forma práctica o sólo los almacene para la Noche Eterna, nadie más
los va a usar en breve.
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