No obstante, las deformidades de las que se habla no son uniformes. Cada uno de los descendientes contribuye con su grano de horror e inhumanidad al repertorio de los Nosferatu; brujas peludas, ballenas de carne henchida y criaturas raídas por la sal tienen cabida en el clan. Las malformaciones predominantes constituyen únicamente las tendencias generales que se observan en el aspecto de los hijos desahuciados de Caín. Para facilitar la creación de personajes, a continuación se relaciona una lista de Méritos y Defectos recomendados para las familias Nosferatu mencionadas más abajo. Están equilibrados para simplificar el uso, pero puede que algún individuo no presente todos los rasgos.
• Fossori (Roma): Sentido agudo (1 punto de Mérito), Vínculo celestial (1 punto de Mérito), Familia opositora (3 puntos de Defecto), Gesta legendaria: Las catacumbas (3 puntos de Mérito), Territorialismo (2 puntos de Defecto).
• Larvas (Los Balcanes): Metabolismo eficaz (3 puntos de Mérito), Lengua nutridora (2 puntos de Mérito), Fauces profundas (2 puntos de Mérito), Territorialismo (2 puntos de Defecto), Incultura (5 puntos de Defecto).
• Parisii (París): Control institucional: Masones (4 puntos de Mérito), Putrefacción (4 puntos de Defecto), Sueño invisible (2 puntos de Mérito), Territorialismo (2 puntos de Defecto).
• Lazarenos (Constantinopla y partes de Europa): Código de honor (1 punto de Mérito), Propósito excelso (1 punto de Mérito), Lepra (1 punto de Defecto), Hedor (1 Punto de Defecto).
• Volsi (Imperio Occidental): Tamaño desmesurado (4 puntos de Mérito), Notoriedad (3 puntos de Defecto), Piscina (1 punto de Mérito), Viscosidad (1 punto de Mérito), Hedor (1 punto de Defecto), Territorialismo (2 puntos de Defecto).
Desde un punto de vista general, los voivodas Tzimisce se llevan tan bien con los Nosferatu como lo hacen con los Ventrue. No son precisamente ellos los que se atemorizarán por un rostro monstruoso después de todo. De hecho, muchos retuercen deliberadamente sus aspectos para desgajarse de los conceptos mortales de belleza. Suelen hallar a los Nosferatu más fascinantes que molestos, si bien los compadecen sinceramente por no ser capaces de cambiar. Por la parte de los Nosferatu, la mayoría ha superado la inicial desilusión por la incapacidad de los Tzimisce de borrar su eterna fealdad. Sin embargo, algunos Nosferatu acusan a los Tzimisce de traicionar a los que acudieron a ellos en las noches antiguas con la esperanza de enmendar sus males.
De las muchas extrañas criaturas que pueblan las zonas salvajes de Europa oriental, hay dos con las que los Nosferatu se consideran emparentados, y no por intervención divina o causa natural. Las Larvas de Bulgaria emplean sus temibles bocas dentadas para triturar la piedra y excavar túneles, para luego ascender y devorar hombres enteros, dejando atrás sus cuerpos exangües. Los Volsi gigantes de los pantanos alemanes reciben su nombre de los viejos chamanes de los tiempos de Odín (concretamente, del pene de caballo relleno que supuestamente tiene un papel esencial en la iniciación chamánica), pero si bien se dice que gozan de algún tipo de magia, su aspecto grotesco recuerda más a los Leprosos que a los koldun.
Los antiguos susurran que este es el terrible destino de aquellos que acudieron irónicamente a los Moldeadores en busca de alivio para su fealdad: acabar siendo sujetos de experimentos como si no fuesen más que insignificantes ghouls de los Tzimisce, para acabar como bestias guardianas y obras de arte “expuestas” para admiración de otros Moldeadores.
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