Sin embargo, la razón más importante es que los Mla Watu hablan con los muertos. No contentos con simplemente pedir consejo y sabiduría a sus ancestros como los chamanes mortales y algunos Akunanse y Shango, los Mla Watu tratan de controlarlos. Muchos Laibon encuentran esta práctica completamente repulsiva, y muchos otros temen ser subyugados después de haber recibido la Muerte Final, y como resultado, los Mla Watu suelen obtener la soledad que desean. La desaparición de los pocos que desean cazar a los Mla Watu por indignación o por someter a los muertos también ha ayudado a garantizar la independencia y aislamiento del Legado.
Por supuesto, un efecto secundario de evitar a los Mla Watu es que la mayoría de los Laibon no saben mucho sobre ellos. Los que han conocido a los miembros del Legado hablan de vampiros tranquilos y serenos, que a menudo afirman ser bastante viejos, y en muchos casos con un pasado erudito. No se conoce mucho sobre los orígenes de este legado, pero unos pocos Mla Watu han dejado extender rumores de que eran un Legado mucho más grande en el pasado (Los Kholo más viejos dicen que han estado presentes en el Reino de Ébano sólo desde el principio del segundo milenio después de Cristo). Algunos pocos Laibon que han conseguido reunirse con los antiguos de los Mla Watu cuentan historias más extrañas, sugiriendo que ni siquiera son africanos.
Esta revelación podría arrojar algo de luz sobre los verdaderos orígenes del Legado –al menos, para los incautos que se arriesguen a investigar. Aparte de su interés por la muerte, los Mla Watu valoran el conocimiento sobre todas las cosas, y los que han tratado con ellos y sobreviven para contarlo así lo atestiguan. A menudo los Mla Watu parecen obsesionados con coleccionar libros, pergaminos y otras fuentes oscuras de información, particularmente relativas al ocultismo. Ésta podría ser la razón por la que a pesar de la reciente presencia del Legado en el Reino de Ébano, se susurra que los Mla Watu saben más sobre la Historia de los Laibon que cualquier otro Legado. Por supuesto, si tienen este conocimiento, los Mla Watu lo protegen tan celosamente como sus orígenes.
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