Aunque no son realmente un clan en el sentido estricto
de la palabra (pues no tienen ningún progenitor en la Tercera Generación), los Panders forman gran parte de la sociedad
igualitaria del Sabbat, labrándose un nicho de respeto a pesar
de su ascendencia bastarda. Como los Caitiff (pues a todos
los efectos prácticos , lo son), no disponen de un linaje formal
reconocible. Cualquier vampiro que se una al Sabbat y que
no sepa a qué plan pertenece entra en los Pander, igual que
los chiquillos Abrazados por Panders establecidos. El
grupo consta de una amplia variedad de Cainitas,
la mayoría jóvenes y sin probar. Sin embargo, hay
que señalar que se trata de Auténticos Sabbat,
no de un cajón de sastre para rechazados y
miembros sin probar de los demás clanes.
Los Panders surgieron tras la más reciente Guerra Civil Sabbat, a finales de
los 50. Un vampiro sin clan conocido
como Joseph Pander unió a todos los
desheredados bajo su estandarte y los
dirigió contra la facción Moderada,
motivado por algunos Lasombra y Tzimisce importantes. Impresionados con
sus esfuerzos, los antiguos del Sabbat
recompensaron su lealtad a la secta
con el reconocimiento formal, lo
que inmediatamente encendió la
mecha de los clanes “legítimos”.
Sin embargo, al final vencieron
y lograron el reconocimiento una
y otra vez mediante el derramamiento de sangre y la diplomacia. Joseph Pander aún existe,
pero circula todo tipo de
rumores entre los Chuchos sobre intentos
de asesinato por
parte de antiguos
descontentos.
Por supuesto,
los Panders son balas perdidas, la “X” en las
ecuaciones, los “rebeldes en una secta rebelde”.
Los Lasombra modernos los consideran amenazas a la seguridad y les preocupa que su falta
de cohesión y de tradición milenaria les haga
imprevisibles. Los Panders comprenden su propia posición y aceptan su papel como carne de
cañón. De hecho, en cualquier asedio Sabbat
la línea del frente suele estar compuesta por
Panders dispuestos a demostrar su valía. Tan
astutos como cualquier Lasombra y tan brutales como los Brujah antitribu, hacen lo que
sea necesario por el bien de la secta.
Carecen de sofisticación si se les compara con los años
de formalidades disfrutados por los demás clanes, y son una
auténtica turba de bribones y matones.
Sin embargo, al contrario que los demás grupos, llevan al Sabbat en su corazón y
sus asaltos suelen ser la primera oleada de una conquista “por
el bien de la Espada de Caín”. Al reconocer de buena fe a
los Pander, la secta ha logrado un aliado eterno, aunque aún
se encuentren en la parte baja de la sociedad. Los Chuchos
siempre terminan con las peores asignaciones, las misiones
más peligrosas y los ritae más arriesgados, por culpa de su
juventud y su falta de tradición. Aquéllos con el suficiente seso aceptan este “honor” como una muestra
de coraje, mientras que los menos avispados simplemente hacen lo que se les ordena con la esperanza de comer los primeros de las víctimas
de la manada. Este motivo, su devota y temeraria resolución a la hora de cumplir
con su obligación, es lo que ha llevado
a los Pander hasta su actual posición,
y su número y su poder no dejan
de crecer.
Apodo: Chuchos
Apariencia: La mayoría
es joven (al menos en términos Cainitas), y viste de forma
moderna. Debido a su naturaleza rebelde y a sus orígenes contraculturales, muchos
adoptan el vestuario de las
culturas “rebeldes”:
cuero de motoristas, crestas punk,
maquillaje gótico,
botas de skinhead
y colores de bandas.
En realidad, la filosofía de muchos de
ellos parece haberse congelado desde
el Abrazo, ciñéndose a ciertos estilos
durante años o décadas, aunque pasen
de moda para los mortales. Se trata
menos de una postura “antimoda” que
de una falta de comprensión del cambio de los tiempos. Muchos antiguos
se ríen de esto, ya que ven que hasta
los jóvenes vampiros se convierten en
seres estáticos, igual que ellos, que a
veces siguen vistiendo los estilos populares en sus días mortales.
Refugio: Los Pander suelen
tener su refugio con la manada,
y si no hay ghouls para en-
cargarse de ello son los
responsables del mantenimiento. Casi nunca poseen refugios
privados, ya que se sienten mucho más seguros si no se apartan
de la manada. También suelen preferir lugares que guarden alguna relación con sus vidas mortales: talleres de motocicletas,
fumaderos, lugares de venta de drogas, discotecas, etc.
Trasfondo: Los Pander suelen Abrazar entre las capas
bajas de la sociedad, reclutando a rebeldes excitables que se
convierten en excelente carne de cañón para las ofensivas del
Sabbat. Entre sus filas hay verdaderos psicópatas y sociópatas,
pero estos desequilibrados suelen morir entre los fuegos de los
asedios. No son en absoluto una línea de sangre estable, ya
que está formada por gente demasiado enfadada con la sociedad (por cualquier motivo) como para ser útil de ella.
Creación del personaje: Los Pander suelen tener conceptos violentos y rebeldes, y a menudo poseen Naturalezas fuertemente individualistas (aunque abundan los Conformistas
que simplemente quieren pertenecer a un grupo). Las Conductas son enormemente variadas. Los Atributos Físicos, los
Talentos y las Técnicas son las elecciones más frecuentes, y los
Trasfondos no abundan demasiado. La mayoría se aferra a su
Humanidad, pero los cerebros más críticos adoptan la Senda
de Catarsis o la del Acuerdo Honorable.
Disciplinas de Clan: Ninguna. Como los Caitiff de la Camarilla, los Panders pueden tomar las Disciplinas que deseen
(sujetos a la aprobación del Narrador). Además, aumentan sus Disciplinas con costes de experiencia diferentes, como los Caitiff.
Debilidad: Los Pander no sufren ninguna debilidad inherente impuesta por la sangre. Sin embargo, apenas reciben
respeto de los demás, y por lo general se ven obligados a realizar todo el trabajo sucio del Sabbat. Además, ninguno puede
comenzar con una generación menor que la Novena (aunque
puede disminuirse mediante diablerie u otros medios a lo largo
del juego).
Organización: La organización de los Pander depende
enormemente de la manada. Algunas, formadas exclusivamente por miembros de este clan, tienen la estructura de una
banda de motoristas o de cabezas rapadas; otras carecen de
organización alguna y simplemente recuerdan a reuniones de
subculturas. Cuando los Panders se convierten en parte de
manadas variadas suelen verse en lo bajo del escalafón. Casi
todos muestran reconocimiento por Joseph Pander, aunque
muchos creen que su tiempo ha pasado y que la línea de sangre debería dedicarse a intentar ser buenos vampiros.
Cita: Me importa un huevo tu pose de “soy-mejor-que-tú”.
Tengo cosas que hacer, y si no estás conmigo estás contra mí. ¿Sabes
lo que le hago yo a los que están contra mí?
Estereotipos:
• Camarilla: una nobleza decadente y corrupta cuya
hora ha llegado.
• Sabbat: hace lo que es necesario hacer, pero está
anclado en el pasado. No estoy seguro de que los priscuses y los cardenales piensen en los intereses de los
vampiros jóvenes, ¿me entiendes?.
La Vista Desde Fuera:
• La Camarilla
Patético. ¿Quieres decir que de verdad reconocen
a esos bastardos como clan?
—Lucía d’Avilla, aristócrata Malkavian
• El Sabbat
¡Adelante, soldados de Cristo! No queremos perder
a ningún vampiro útil en este asedio.
—Fabrizia Contreras, recién nombrada Arzobispo
de Miami
• Los Independientes
¿Quiénes?
—Mustafá abd-Fiil, peregrino Assamita
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