Un hecho poco conocido es que algunos Ravnos se infiltraron en los ghettos y comunidades judías que surgieron en Europa durante la Edad Media. No obstante, algunos afirman que la relación de los Ravnos con los judíos se remonta ya al siglo II, tras la represión ordenada por el emperador Adriano, y que fomentó la diáspora de los judíos por todo el Mediterráneo. Sin embargo, si es cierto que la presencia de los Ravnos entre las comunidades judías es tan antigua, debieron tratarse de muy pocos.
Es en la Edad Media cuando los Ravnos judíos comienzan a adoptar una presencia más visible y organizada. Su organización fue favorecida por la política de aislamiento y reclusión en barrios distintivos por parte de las autoridades cristianas.
En el siglo XIII comienzan a aparecer los primeros grupos de los Ravnos Chozzai, extendidos sobre todo por las ciudades flamencas, germánicas, bohemias y polacas.
Aunque los Chozzai sufrieron los ocasionales ataques y estallidos de violencia dirigidos contra los judíos, sufriendo la destrucción en algunos casos, bien por tratar de defender a sus congéneres mortales o de forma accidental, lo cierto es que esta facción Ravnos se encontraba en una posición más acomodada que otros miembros de su clan, condenados a errar como vagabundos o nómadas. Irónicamente el rechazo de otros clanes les resultó beneficioso, ya que no les importaba que los Ravnos se aislaran entre una comunidad igualmente marginada.
Con la llegada de los Ravnos gitanos hubo algunos roces entre ambas facciones, pero finalmente, al compartir una situación igualmente oprimida a menudo terminaron respetándose y en ocasiones protegiéndose mutuamente.
Aunque el número de judíos europeos era muy superior al de los gitanos, no obstante la facción Chozzai era inferior en número a los Ravnos gitanos, aunque era la segunda facción europea del clan más numerosa.
A principios del siglo XX los Chozzai contaban con varias comunidades prósperas extendidas por varias ciudades europeas, especialmente Rótterdam, Munich y Cracovia. Sin embargo el estallido de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto constituyeron un terrible golpe del que nunca llegarían a recuperarse. Se estima que casi el 90 % de la facción fue destruida durante el Holocausto y los nazis fueron los únicos responsables. Otros clanes, principalmente los Tremere, les dieron caza por motivos desconocidos. Al terminar la guerra apenas quedaba un puñado escaso, concentrado sobre todo en los puertos holandeses. Tras la Semana de las Pesadillas no ha vuelto a ser visto ninguno.
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