Leyendas
El Kinyonyi más grande que la mayoría de los
miembros del Legado conocen es el legendario
Wamukota (“El Zurdo”). Con su piel polvorienta y su
cabello claro, obviamente debía haber venido de fuera del
Reino de Ébano, pero adquirió gran fama entre los
Laibon dándoles lo que querían. Cuando el magaji
Uchenna le pidió que liberara a su chiquilla del malvado
Setita que había cautivado su corazón, Wamukota la
separó de la odiosa Víbora. Cuando la hermana de Sanjo
arrojó su collar de conchas favorito al mar, Wamukota se
tiró a las profundidades y preguntó a todos los peces
hasta que encontró dónde estaba. Cuando los kholo de
Senegal se enfrentaron entre ellos, Wamukota robó sus
fetiches, uniéndolos en odio hacia él y obligándoles (al
menos temporalmente) a hacer las paces entre ellos para
capturar al ladrón de los fetiches.
Sin embargo, la mayor hazaña de Wamukota es
una leyenda que rara vez ha sido escuchada fuera de los
círculos de los Kinyonyi. Se dice que uno de los grandes
reyes Guruhi (Nosferatu) de África quería poseer el sol y
le pidió a Wamukota que se lo consiguiera. Wamukota no
era estúpido –sabía que los Laibon no debían mirar al sol
ni bañarse en sus rayos pero sabía que obtendría una gran
recompensa del avaricioso rey. Al principio se excusó,
diciendo que la tarea le parecía imposible, para elevar el
precio.
“Pero rey de reyes,” insistió Wamukota,
“nuestra especie es incapaz de contemplar el sol, tal es el
precio de nuestra maldición.”
“No me importa, lo quiero.” Replicó el rey
Guruhi.
“Pero maestro de los magaji,” Wamukota
respondió,”el resto del mundo sabrá enseguida que el sol
ha sido robado.”
“No me importa, lo quiero.” Replicó el rey
Guruhi.
“Pero gobernador de la noche,” Wamukota
insistió, “sin el sol el resto del mundo caminará en la
oscuridad.”
“No me importa, lo quiero.” Replicó el rey
Guruhi.
Y así discutieron durante ciento una noches,
hasta que el Guruhi finalmente le preguntó a Wamukota,
“¿No puedes hacer esto, Wamukota?”
Al oír esto, Wamukota el Zurdo replicó, “Por
supuesto que puedo. Tendrás el sol cuando te levantes
mañana por la noche.”
Al día siguiente, mientras el rey Guruhi dormía,
Wamukota tomó prestado el manto de la luna para poder
moverse durante el día. Acudió junto al sol y le dijo,
“Sol, he descubierto una conspiración contra ti, y por una
sola moneda te contaré todo.”
El sol le dio la moneda a Wamukota y el
Kinyonyi replicó que la siguiente persona que llevara la
moneda sería el conspirador. Entonces regresó al palacio
del rey Guruhi.
Cuando el rey Guruhi despertó, Wamukota le
dijo, “He capturado el sol para ti y aquí lo tienes”, y le
dio la moneda del sol. “Pero nunca debes mostrarlo,”
prosiguió Wamukota, “porque he colocado una joya falsa
en su lugar y si revelas que tú eres el verdadero
propietario del sol todos sabrán que han sido engañados y
se pondrán muy furiosos.”
El rey Guruhi aceptó, pero no tenía intención de
guardar el secreto. Como propietario del sol, se
consideraba el dueño de todo y podía destruir con
facilidad a cualquiera que se enfureciese o se sintiese
engañado.
Un mes después decidió mostrar su tesoro ante
la corte. Se levantó ante los Laibon reunidos y sacó la
moneda del sol para que todos la vieran. “¡Mirad el sol
que tengo en mi mano!” Gritó. “¡El sol que brilla en el
cielo durante el día sólo es una joya que he colocado allí
para que cumpla el cometido del
verdadero!” La multitud se
sorprendió…
…y el sol, viendo al conspirador
que llevaba su moneda a través del cielo de
la noche, envió uno de sus rayos para
golpear al vanidoso rey
Guruhi, del que sólo
quedaron cenizas.
Wamukota
movió apesadumbrado
su cabeza y se marchó.
Había recibido su
pago, así que lo que
había ocurrido no era
culpa suya.
Trasfondo
Originalmente extraños, pero
ahora con una posición peculiar en el Reino
de Ébano, los Kinyonyi toman su nombre de
la palabra Luanda para “pájaro”, y muy
adecuadamente, ya que este Legado viaja
con más frecuencia que ningún otro. Pero
para muchos Laibon los Kinyonyi son algo
más que viajeros –son los Laibon del Legado
que más a menudo puede obtener cosas o
realizar tareas para otros Laibon. Aunque
tienen una peculiar organización separada del
resto de la sociedad del Reino de Ébano, los
Kinyonyi siempre están dispuestos a utilizar sus
talentos para beneficiar a los demás a cambio de un
pago adecuado.
Los miembros del Legado lo
suficientemente antiguos (o cuyos sires o ancestros
se molestaron en contárselo) afirman que el Legado
llegó al Reino de Ébano desde Oriente, aunque
exactamente de dónde es un tema de especulación.
Aunque algunos Kinyonyi afirman estar emparentados
con los gitanos, el Legado ya se encontraba presente en
África mucho tiempo antes de que esa cultura llegara.
Algunas líneas trazan sus orígenes a figuras de dioses
embaucadores como Anansi o Eshu, pero no hay forma
de confirmar estas afirmaciones. De cualquier manera, la
mayoría de los Kinyonyi tienen cosas más importantes de
las que preocuparse.
Como los Akunanse, los Kinyonyi son
vagabundos, pero con un propósito diferente. Muchos
Laibon sospechan que el Legado procede tribus nómadas.
Cualquiera que sea la verdad, a pesar de ser extraños los
Kinyonyi han conseguido ser aceptados en una especie de
neutralidad que les ha permitido actuar como
mercenarios en los distintos dominios, haciendo trabajos
para los magaji locales o de sus ambiciosos rivales.
Dada su peculiar posición, los Kinyonyi a
menudo ocupan las posiciones más bajas del orden
social. Incluso los antiguos Kinyonyi que han conseguido
establecerse disfrutan de una escasa estima, excepto entre
los demás miembros de su Legado. Aunque su reputación
les precede, a menudo es como una tormenta,
que los Laibon locales se preparan para
resistir cuando llegan noticias de su llegada.
Aunque los Kinyonyi disponen de
una amplia variedad de habilidades
desperdigadas entre sus filas –de hecho,
puede decirse que en algún lugar
existe un Kinyonyi que
puede hacer casi
cualquier cosa que
te puedas
imaginar- muchos
parecen gozar de
una inherente
habilidad para el
sigilo y el engaño.
Los Kinyonyi
parecen capaces de
poder evitar sin
esfuerzo cámaras y
sistemas de seguridad que
pueden atrapar a los Shango.
Algunos Laibon murmuran
que los Kinyonyi son
herederos de una tradición
mágica más antigua e incluso más
poderosa que la de los Shango – Se dice
que los Kinyonyi pueden conjurar objetos
del aire, resistir enormes cantidades de daño
e incluso invocar a sus ancestros o a los
dioses en su ayuda. Cuando se les habla de
esos rumores, un Kinyonyi normalmente
sonríe y sugiere que el Legado simplemente
ha tenido una formidable buena suerte.
Los Kinyonyi son aceptados a
regañadientes por los demás Laibon, pues son
herramientas demasiado útiles que desean poco
más que un pago justo por su trabajo. Sin
embargo, los Kinyonyi también saben que los
demás Laibon no se preocupan demasiado de las
desapariciones de los “pájaros” o de los ataques
“preventivos” ante su llegada.
Los Kinyonyi lo aceptan
como el precio que tienen que pagar por ser aceptados
aunque malamente dentro de la sociedad del Reino de
Ébano. Se llevan bastante bien con los Akunanse, con los
que intercambian historias, los Guruhi, que los utilizan
más a menudo que ningún otro Legado, los Ishtarri, que
también son extranjeros, e incluso con los Xi Dundu,
cuyos planes no interesan a los Kinyonyi, mientras no
intenten alcanzar el poder para revocar su posición. Los
Kinyonyi a menudo tienen roces con los Osebo y los
Shango, que algunas veces investigan las actividades de
los mercenarios, y los Naglopers, que tienen poco interés
en ellos salvo para alimentarse de su carne.
Apodo: Nómadas.
Apariencia: Como viajan a menudo, la mayoría
de los Kinyonyi prefieren ropa práctica como vaqueros,
pantalones cortos o telas resistentes. La ropa moderna
impermeable o los tejidos reciclables son también
comunes. Los Kinyonyi que llevan calzado normalmente
utilizan botas o zapatos para largas caminatas.
Refugio: Los Kinyonyi tienen pocas exigencias
en lo que se refiere a refugios. Los que pueden permitirse
un lugar donde residir se basan en sus gustos mortales,
pero los refugios móviles son también comunes entre los
que viajan, como caravanas, autobuses, jeeps o incluso
chozas o tiendas transportables en coche o carro. El
principal elemento común de los refugios Kinyonyi,
incluso los estacionarios, es que normalmente pueden ser
montados y desmontados rápidamente si surge la
necesidad.
Procedencia: Normalmente los Kinyonyi
buscan personas independientes y autosuficientes para el
Abrazo, pues su existencia viajera así lo requiere. Sin
embargo, son más importantes las habilidades útiles,
aunque lo que se considera “útil” varía de individuo en
individuo, proporcionando una variedad ecléctica de
habilidades. Aunque entre los Kinyonyi hay cazadores,
matones a sueldo, mercenarios y similares, entre ellos
también hay chamanes, empresarios, arqueólogos,
científicos, psicólogos y Laibon de casi cualquier
profesión o talento. Para un Legado que a menudo se
encuentra en la posición de profesional asalariado,
encontrar a alguien con un nuevo talento o habilidad es
mucho más importante que si ellos se “ajustarán” porque
las técnicas de supervivencia siempre pueden enseñarse
después.
Creación del Personaje: Los Atributos Físicos
son los más comunes entre los Primarios, con los
Sociales secundarios, aunque también ocurre al contrario.
Los Talentos y Técnicas normalmente son más
importantes que los Conocimientos, pero dependiendo
del concepto del personaje no siempre es así. La mayoría
de los Kinyonyi tienen algo de puntuación en Callejeo,
Supervivencia, Sigilo o Subterfugio –incluso un
Kinyonyi erudito normalmente aprende un poco de
supervivencia de su sire o de otros miembros del Legado.
Disciplinas del Legado: Animalismo, Fortaleza,
Quimerismo
Debilidad: Los Kinyonyi son conocidos por su
habilidad para hacer las cosas o para descubrirlas, pero
también son conocidos por su falta de tacto. Nadie está
seguro de por qué, pero parece que siempre que un
Kinyonyi permanece en un dominio durante demasiado
tiempo, inevitablemente terminará haciendo o diciendo
algo que no debería y será expulsado por ello. Es posible
que su posición como extraños disponibles les haga ver
cosas que los demás Laibon no ven y sean incapaces de
callarse en un momento dado. En cualquier caso, cada
dos semanas un Kinyonyi que permanece en un dominio
dado debe hacer una tirada de Autocontrol + Subterfugio
(dificultad 8) para evitar mencionar o revelar algo
desagradable –verdadero o falso, a propósito o
inconscientemente- sobre algo importante del dominio.
Por cada mes que permanezca, el Kinyonyi también
recibe una penalización de un dado a esta tirada.
Teniendo esto en cuenta, revela por qué los Kinyonyi
viajan con tanta frecuencia.
Organización: Los Kinyonyi tienen una
organización muy débil. No hay nadie “al cargo” pero
toleran su compañía y saben como contactar unos con
otros la mayor parte del tiempo. Generalmente se asume
que si un Laibon deja que un Kinyonyi sepa lo que
necesita, otro Kinyonyi aparecerá en las semanas
siguientes que podrá cumplir la tarea si el primero no
puede. El Legado tiene una red informal de correo
electrónico y mundano y mensajeros animales y humanos
para ayudar a sus clientes a encontrar Kinyonyi que
puedan hacer determinados trabajos. De una forma
semirregular el Legado celebrar reuniones, normalmente
fuera de cualquier dominio establecido, para que los
Kinyonyi cuenten sus historias y se ofrezcan negocios y
consejos.
Resulta interesante afirmar que recientemente
ocurrió algo que destruyó la naturaleza informal de la
sociedad Kinyonyi. Hace unos pocos años, una terrible
sed de sangre se extendió por el Legado, provocando
entre sus miembros paroxismos de diablerie y frenesí.
Desde entonces los antiguos del Legado han sido
reducidos y se les ha visto muy raramente, e incluso los
jóvenes son mucho más escasos que de costumbre. A
pocos fuera del Legado les preocupa, pero los que lo
saben simplemente rezongan y aceptan esta extraña
maldición como parte de su existencia –quizás debido al
arquetípico carácter Kinyonyi.
Cita: "Vale, puedo conseguirte esas estatuas, no te preocupes.
Sólo dame unas pocas semanas para preparar los detalles.
Oh, y recuérdame cuál es el museo que ese tío necesita robar."
Estereotipos
Akunanse: Ya lo sé, aunque odie
admitirlo, pero merece la pena hablar con algunos
de estos tíos. Aunque son condenadamente feos.
Guruhi: Monstruos horrorosos que les
gusta pensar que están al cargo. Intentan aparentar
que te importa lo que dicen cuando hables con
ellos, sobre todo porque si la cagas, pueden
aplastarte el cráneo con una mano.
Independientemente de que te gusten o no, entre
ellos encontramos un montón de trabajos.
Ishtarri: Sí, muy bien. Lo que me
encanta de los Ishtarri es que casi siempre quieren
algo. El único problema es que la mayoría de ellos
intentarán al principio ofrecerte su sangre como
pago.
Naglopers: ¿Qué coño les pasa a estos
tíos? La mayoría de ellos creen que ser un
vampiro es una excusa para convertirse en
completos degenerados. Coge su dinero si quieren
pagarte, pero nunca dejes que se te acerquen
demasiado.
Osebo: Estos son los tíos que tienes que
evitar si vas a un lugar o vas a hacer algo que
podría hacértela cagar ante el magaji local.
Afortunadamente la mayoría son lo bastante
tontos como para tragarse cualquier excusa que
les cuentes para salir del apuro.
Seguidores de Set: Nuestros principales
competidores, si es que algo como eso existe.
Mándalos a la mierda si intentan venderte algo.
Shango: Si hay un Legado al que hay
que decir “por favor” y “gracias” al negociar con
ellos, son los Shango. Haz lo que te piden y puede
que te den hechizos mágicos a cambio; apuñálalos
por la espalda y te freirán el culo antes de que
puedas parpadear. Pero recuerda, pagan bien
cuando quieren algo.
Xi Dundu: Estos tíos son
condenadamente siniestros y considerando que
ellos puede que te pidan cosas tan a menudo como
los Naglopers, yo los evitaría a todos por
completo. Cualquier cosa sin sombra no puede ser
buena.
Si te gustó o fue útil no olvides compartir
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)
0 comentarios:
Publicar un comentario